¿UN POSIBLE CASO DE XENOGLOSIA?
Sucedió en Benicassim, durante el Curso de Analista de la Conciencia (2022) del Instituto Blasco.
Durante las prácticas de los anteriores fines de semana, había quedado claro que todos llevamos dentro muchas más cosas de las que nos pensábamos, más profundas y con una intensidad emocional mayor de la que imaginábamos.
Nos tocaba una sesión de prácticas entre dos alumnos, yo hacía de analista y otra alumna de analizada.
Al poco tiempo de comenzar, desde la garganta de la analizada, irrumpió una voz con un fuerte acento portugués, el que solo puede tener un nativo, incluso entre aquellos cuya lengua materna sea la portuguesa habría que seleccionar a los que tienen el acento más pronunciado, imposible de imitar.
Era una personalidad claramente diferente, doliente, ninguno de los dos hablamos portugués, así que ante mis preguntas que eran necesariamente en castellano, las respuestas empezaban con alguna palabra en un castellano torpe con fuerte acento portugués, para derivar enseguida a hablar directamente en portugués, por lo que yo tenía que hacer un gran esfuerzo para seguir las explicaciones (ninguno de los dos alumnos conocemos el idioma).
La voz, la personalidad, eran un puñetazo de realidad, era otra conciencia, y un escalofrío me recorría la nuca.
Y así una y otra vez, hablo esa conciencia durante casi media hora.
Una experiencia con final de reconciliación, aceptación, de regreso a la luz, con un suspiro final por el hijo muerto, que ponía los pelos de punta ................ “meu filho”.
Una historia terrible, que la dejo anclada a la conciencia de sus sucesivos descendientes, una conciencia adherida de una manera que no podemos explicar.
Yo personalmente he echo una carrera de ciencias, y creo que a nuestra sociedad le toca abrir el “abanico de posibilidades” de lo que podría ser real, ampliar nuestros límites mentales para aceptar la existencia de un mundo mucho más complejo y desconocido de lo que pensábamos.
Eso sí, sin tener mucha prisa en adelantar teorías, cerrar conclusiones, erigirse como expertos o maestros de unas cuestiones que por su enorme magnitud y complejidad nos desbordan.
Unas prisas en erigirse como maestros o expertos que no generan más que nuevos sectarismos, alimento de egos, trampas para incautos, recelo y rechazo de los bien pensantes, es decir de los PENSADORES LIBRES.
A vosotros, los pensadores libres, a vosotros me dirijo, como persona que ha tenido la suerte de recibir un puñetazo de la otra realidad, puede que no sea frecuente, pero a mí me ha pasado.
Que los arboles no os impidan ver el bosque. Abrir las puertas a otras realidades.