SUEÑOS Y REALIDAD
Esta es mi experiencia con los sueños, experiencia que practico desde mi juventud, y que me ha preparado para cultivar una mayor conciencia en cada momento de mi vida, y que, con el tiempo, me ha permitido mantener y desarrollar una continuidad de conciencia tanto en los sueños como en la vigilia.
Esta práctica, me prepara cada día para permanecer presente mientras duermo, para no perderme, para estar consciente, para estar despierta mientras duermo, y para estar despierta cuando no duermo.
No hay nada más real que el sueño, y para comprender esta afirmación, hay que comprender cómo surgen los sueños y cómo surge la experiencia.
La conciencia es como una lámpara que se enciende en la oscuridad, te ayuda a ver, a saber, a conocer, y cada vez que me quedo dormida, la puerta a la sabiduría se abre, y la certeza de su continuidad surge ante mí, continuidad no sujeta al espacio, ni al tiempo, ni a mi historia personal y sí a lo más profundo de mí, un estado que se iguala en la vigilia, en el sueño y en la “muerte”.
Estar despierta mientras “duermo” es, estar despierta mientras “muero” y mientras “vivo”, es decir, siempre, ese es mi objetivo.
Y a esto dedico parte de mi tiempo, a despertar, y lo hago desde una profunda intención durante el día, porque la intención es como una flecha que la conciencia puede seguir durante la noche, y eso hago cada noche cuando voy a dormir, pongo intención, me relajo, respiro suavemente, dejo que la conciencia que hay en mí, se deslice con suavidad, y ahí empieza la magia.
Mis diferentes cuerpos comienzan a “desencajarse”, a “desacoplarse”, haciendo posible que la conciencia que soy, se deslice y se proyecte fuera del cuerpo físico que duerme, para actuar en otro de mis cuerpos más ligero y sutil, y la conciencia que soy, se expande, se libera, se despierta, y aparece el color, el sonido, la imagen, la vida, en todo su esplendor.
Esta experiencia, se repetirá cuando “muera”, sólo que me iré al exterior por un periodo más largo.
María José Cardoso