Pregunta | Respuesta |
¿Estás bien, papá? | Estoy bien… estoy bien. |
¿Papá, te sientes bien ahí́ dónde estás? | ¡Sí hijo, estoy libre! |
¿Te sientes orgulloso de mí? | Mucho… para toda la vida. |
¿Lo hice bien, papá? | Lo hiciste… bien… lo hiciste bien. |
¿Podrías decirme qué palabra le decías a mi mujer de cómo me llamabas de pequeño? | Calamidad. |
¿Estás orgulloso de mi mujer? | Muchísimo. |
¿Te gustó el discurso que Soraya te dedicó a ti? | ¡Perdurará! |
¿Estás con la mamá? | Sí, estamos juntos. |
¿Está el abuelito contigo? | Él está aquí́. |
Te quiero, papa. | Y yo a ti, hijo. |
ESTUDIO CIENTÍFICO
LA MEJOR EVIDENCIA PARA LA SUPERVIVENCIA DE LA CONCIENCIA DESPUÉS DE LA MUERTE FÍSICA PERMANENTE
(The Best Evidence for the Survival of Human Consciousness after Permanent Bodily Death)
ESSAY. AGOSTO 2021.
Estudio realizado procedente del Libro La Prueba del Alma.
Nacho Blasco
Isabel Martínez
Mª José Cardoso
Antonia Esteban
ÍNDICE
Introducción
Evidencias Tipo 1.
Experiencias relacionadas directamente con la propia muerte.
• Experiencias Cercanas a la Muerte
• Experiencias en el Lecho de Muerte.
Evidencias Tipo 2.
Comunicación directa con personas fallecidas.
• Mediumnidad,
• Transcomunicación Instrumental.
Evidencias Tipo 3.
Estados expandidos de Conciencia.
• Sueños Lúcidos y Experiencias Fuera del Cuerpo.
• Experiencias de Vidas Pasadas
Evidencias Tipo 4.
Continuación de la Conciencia a través del tiempo.
• Reencarnación.
Experiencias personales y evidencias del equipo del Instituto Blasco.
Discusión y Conclusiones.
INTRODUCCIÓN
La permanencia de la vida tras la muerte es una realidad indudable en base a experiencias propias, que comentaremos a lo largo de este Essay, y a nuestra actividad constante de captación de investigaciones y avances recientes de la comunidad científica en este tema.
Nuestro Instituto Blasco para el Estudio de la conciencia y The Spanish Society for Psychic Research (SSPR) llevan trabajando en los últimos años sobre las distintas evidencias de la inmortalidad humana como seres conscientes. Nuestro objetivo, además de científico, es divulgativo, asistencial y, en ocasiones, terapéutico para ayudar a las personas a vivenciar de forma diferente la experiencia de la muerte propia y la de sus seres queridos.
Este equipo de investigación realiza esta Tesis porque tiene la firme convicción de que existe la vida tras la muerte. Consideramos que ya hay suficientes evidencias para hacer un cambio en la sociedad, incluso un cambio de paradigma que permita incorporar en el pensamiento actual de forma natural la certeza de que la Conciencia continua tras la muerte física de cada persona, de la misma manera que sabemos que tras la caída del sol viene la luna, aunque a veces se nos presente oculta o tapada por nubes u otros fenómenos de los astros.
Tenemos la evidencia absoluta, por todo nuestro recorrido, que somos energía y como tal no aparecemos de la nada ni nos destruimos, sólo nos transformamos. Los humanos somos seres con distintas dimensiones formados por materia, pensamientos, sentimientos, conductas y espíritu. Formamos parte de un todo holístico que va más allá del mero cuerpo físico.
Según la frase atribuida a Albert Einstein, citado en Aramburu [1, p. 7]:
“El mundo que hemos creado, como resultado de nuestro pensamiento hasta hoy día, tiene problemas que no pueden resolverse si seguimos pensando de la forma como pensamos cuando lo creamos”. Esta idea nos ha iluminado y guiado hacia a la identificación de evidencias por varios caminos, y no exclusivamente por los transitados por la ciencia positiva basada en el materialismo.
La permanencia de la Conciencia, su inmortalidad, es un tema que ha interesado a la humanidad desde tiempos muy remotos. Rituales ancestrales, la mayoría de las tradiciones religiosas, múltiples enfoques filosóficos, y diversos investigadores se han ocupado de lo que ocurre tras la muerte a lo largo de la historia, y en todos los lugares de nuestro planeta. El fenómeno de la muerte es universal, lo experimentamos todos los que pasamos por la vida, y el interés por lo que pasa tras la muerte, y el sentido del paso por esta vida son aspectos que todas las personas se plantean en algún momento de su existencia terrenal.
En las últimas décadas de la cultura occidental el tema de la muerte y lo que ocurre tras ella ha sido asunto de indagación desde distintos enfoques científicos. Y esto ha ocurrido precisamente, según la frase de Einstein mencionada más arriba, porque han aparecido en el escenario de las ciencias nuevas formas de pensar y de entender los procesos de los fenómenos que nos afectan.
Para seguir avanzando se hace necesario poner al día los paradigmas existentes y dejar espacio para la nueva información y su integración en una nueva forma de comprensión de los fenómenos. Esta actualización es fundamental en la era científica actual. Utilizar un método científico adaptado, que permite explorar lo desconocido con un mismo lenguaje, es primordial, y los nuevos descubrimientos deben comunicarse al mundo y hacer que se instalen en la mentalidad de la sociedad.
Los avances de la neurociencia en décadas recientes nos señalan que es el cerebro el órgano biológico implicado en la muerte física. Y ese cerebro es donde los investigadores ubican el soporte biológico para la mente y la conciencia, aquello esencial que nos hace operar en nuestra realidad objetiva y subjetiva con sentido. Aunque con frecuencia mente y conciencia se tratan de forma conjunta, hay quien considera la mente como portadora de las capacidades con las que opera el cerebro, tales como pensar, razonar, ordenar ideas, concebir cosas, establecer estrategias y un largo etcétera. Por su parte, la Conciencia sería el campo de acción en el que se mueve la mente, el testigo de la mente, de la experiencia. La Conciencia sería un universo complejo que se apoya en la materia, sustentada en el cerebro, pero que se amplia y expresa su potencial en planos que van más allá de éste. Muy recientemente se ha postulado que el funcionamiento de la Conciencia podría asemejarse al mecanismo cuántico, si bien como señala Philip Ball [2] las investigaciones están avanzando, pero aún no son concluyentes.
Para el cardiólogo Pim van Lommel [3] el concepto de conciencia podría asumirse similar a un retransmisor de ondas, una especie de televisión que repite ondas que llegan de otro sitio, y cuando el cerebro deje de funcionar, la conciencia sigue retransmitiendo. Por tanto, la verdadera naturaleza de la conciencia se extiende mucho más allá de los límites del cerebro físico. Y para ir más allá de sus condicionantes físicos se hacen necesarias formas coherentes y ampliadas de evaluar los nuevos descubrimientos científicos, con marcos de referencia que incluyan conceptos no tradicionales en la física y la ciencia médica: una nueva forma de entender el mundo.
Desde una perspectiva filosófica, la Conciencia es una propiedad del espíritu humano que permite un conocimiento reflexivo de nosotros mismo y del mundo exterior. Así que existen otros lenguajes que describen nuestro mundo, tales como la filosofía, la espiritualidad, la alquimia. Estos lenguajes no se basan en referentes científicos comprobados objetivamente, pero se pueden considerar como herramientas útiles, complementarias e integradoras para comprender la realidad en la que vivimos y que nos sustenta.
En nuestro grupo de investigación consideramos que la Conciencia es la identidad absoluta del verdadero YO, la esencia de lo que realmente somos. La Conciencia es necesariamente inmortal. Está en un continuo proceso de evolución, y desde esta continuidad va evolucionando hacia diferentes escenarios de aprendizaje, dentro y fuera de parámetros de tiempo y espacio. Es decir, la Conciencia es evolución constante que transcurre en planos atemporales, así como en el plano físico donde son propios el tiempo y el espacio.
Existen distintos fenómenos que experimentan muchas personas en diferentes épocas y zonas geográficas, que son indicios de esta continuidad, de una permanencia de la Conciencia tras la muerte del cerebro. En cada época y lugar se han tratado estas experiencias según el enfoque dominante del pensamiento “oficial” de la cultura e instituciones donde se producían. Actualmente contamos con posibilidades mayores que en otras épocas para aproximarnos a rescatar e interpretar los distintos tipos de evidencias que se han producido y siguen produciéndose, y que señalan esta inmortalidad de la Conciencia. Estos indicios y evidencias serán desarrollados en los apartados de este Essay.
En este trabajo entenderemos la muerte como el proceso en el que las funciones biológicas del cuerpo físico cesan, y el acúmulo de experiencias y “memorias” realizadas en la vida de la persona quedan recogidas o registradas en alguna forma de “software”, que sería la Conciencia de esa persona. La Conciencia pues es una forma de energía con información que pasa de albergarse en el soporte neuronal, a otro plano de existencia que la ciencia no ha llegado aún a delimitar, pero que parece plausible postular en base a principios de la física cuántica [4, p. 199] y la confluencia de tradiciones científicas procedentes de oriente y occidente [5].
Para la ciencia médica, una muerte clínica es cuando concurren el cese de estas tres funciones: la cardíaca, la respiración y la actividad cerebral; sin embargo, realmente ¿ha desaparecido la vida? Son numerosos los casos de personas dadas por muertas que no lo estaban, los casos de personas que han sobrevivido a la muerte física, y quizá el error está en entender la muerte como un punto fijo, y no como un proceso que puede prolongarse a lo largo del tiempo, y que la ciencia no está en condiciones de entender ni de juzgar.
Otro concepto importante para este trabajo es el referido a la evidencia. Existen diversas formas de acotar las pruebas de que algo que se postula es cierto. Para las ciencias puras o exactas existen métodos basados en la replicación de ensayos de laboratorio que muestren siempre los mismos resultados, y la conexión causa-efecto de hechos objetivos y tangibles o manipulables. Las ciencias que se ocupan de fenómenos intangibles y/o constructos no-materiales o mentales, como pueden ser la psicología, la sociología, o la antropología, entre otros, utilizan como método de análisis la observación sistemática de los fenómenos para asegurar al máximo la objetividad y coherencia. El método científico para estas materias debe reunir estos criterios: 1) Empírico, porque se basa en las observaciones; 2) Teórico, porque desarrolla hipótesis a partir de los datos observados; 3) Acumulativo porque se sustenta en el conocimiento de etapas anteriores; 4) Abierto porque puede ser cuestionado y revisado; 5) Crítico porque trata temas que afectan a todas las personas con distintos enfoques y tradiciones, y 6) Neutro porque no juzga, sólo explica los hechos.
La búsqueda de evidencias de la permanencia de la Conciencia tras la muerte biológica puede servirse tanto del método científico de hechos tangibles, cuando se realiza mediante variables de tipo neurofisiológico, como del método fenomenológico de tipo cualitativo en base a la observación directa o participante, cuando se trata de las vivencias y experiencias individuales de los fenómenos que representan un indicador de la permanencia de la Conciencia tras la vida. En cualquiera de los casos, sólo se abarcará una parte de una realidad inmensa y, de momento inabarcable que es la Conciencia del ser.
Desde nuestro equipo de investigación asumimos un enfoque y metodología variada. Hemos tenido en cuenta las investigaciones científicas, y también hemos incorporado la investigación participativa donde se requiere que el investigador sea a la vez tanto el científico como el objeto de estudio, obteniendo unos resultados enriquecedores y prometedores. Coincidimos con el pensamiento de Ramacharaka [6, p.2] cuando dice:
“… a todo oriental instruido se le enseñó desde niño que los fenómenos del otro mundo no han de ser materia de creencia por fe, sino que pueden conocerlos efectivamente cuantos quieran emplear tiempo y estudio en educir las superiores facultades latentes en todo ser humano”.
Nuestra TESIS es que los variados fenómenos que proporcionan indicios potentes de la existencia de la Conciencia individual tras el fallecimiento del cuerpo son “ventanas” para mirar a una realidad intangible desde la materia, pero accesible cuando se mira con los ojos de la conciencia interior y se valora la contundencia de los hechos reales procedentes de distintas épocas, culturas, religiones o credos, incluso agnósticos, y de cualquier parte del mundo.
En este Essay vamos a presentar las evidencias enfocando las distintas “caras” en las que podemos mirar el fenómeno de la inmortalidad desde el plano de la vida que tenemos, sujeta a las leyes de la física y dominada por la cultura del materialismo. Llamaremos a estas caras “Tipos de Evidencias” que son fundamentalmente de estos 4 tipos:
Evidencia Tipo 1:
Fenómenos de primera mano a través de experiencias cercanas al propio fallecimiento, aunque finalmente éste no se haya producido. Este fenómeno se denomina Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM). Vamos a incluir también en este tipo los fenómenos que se denominan Experiencias en Lecho de Muerte (ELM), donde la persona que fallece relata a su familiar o personal sanitario su vivencia en el proceso de tránsito hacia la nueva dimensión de existencia.
Evidencia Tipo 2:
Fenómenos de comunicación con las Conciencias que ya no están en vida, mediante personas con facultades psíquicas especiales, también llamadas mediúmnicas. Incluimos también la comunicación con estas entidades mediante instrumentos tecnológicos, fundamentalmente de audio y video, que se denomina Transcomunicación Instrumental (TCI).
Evidencia Tipo 3:
Fenómenos experimentados bajo diferentes estados de Conciencia, también llamados estados expandidos de conciencia, super-conciencia o conciencia infinita. Incluiremos aquí las Experiencias Fuera del Cuerpo (EFC), Sueños Lúcidos (SLD) y Regresión a Vidas Pasadas (RVP).
Evidencia Tipo 4:
Fenómenos relativos a la reencarnación (RCN), constituidos por testimonios de personas de todas las edades (incluidos niños) y lugares del mundo que recuerdan quienes fueron en una vida anterior. Este fenómeno, como veremos en el capítulo correspondiente está muy relacionado con las experiencias de regresión.
Todos estos indicios recopilados por nosotros como observadores y participantes, así como las investigaciones que se han realizado en los últimos años nos hacen establecer que existen evidencias variadas y llamativas para sustentar la permanencia de la Conciencia tras el fallecimiento biológico de las personas.
El conjunto y variedad de investigaciones, junto con los avances científicos que han abierto el potencial de analizar la física fuera de los parámetros espacio-temporales, nos proporcionan una confianza total en que en poco tiempo se obtendrán evidencias mayores con metodología apoyada por la ciencia, que hagan de “caja de resonancia” para transferir estas evidencia al conjunto de la sociedad. Ello permitirá sin duda una relación con la muerte, y por tanto con la propia vida, muy diferente. Todo ello aportará un gran beneficio tanto para combatir el tabú social respecto a la muerte, como para admitir nuevos paradigmas de pensamiento que produzcan un cambio cultural sin precedentes.
Este ESSAY se sustenta en la revisión y análisis sistemáticos de las evidencias propias y ajenas sobre la permanencia de la Conciencia tras la muerte física, y trata de destacar aquello que supone la mejor evidencia para IBEC, nuestro equipo de investigación. Para emprender esta labor se han realizado diversas tareas con variada metodología, según se refleja en los siguientes puntos:
II. Experiencias propias y recopilación sistemática.
Los miembros de este equipo de investigación hemos participado directa y personalmente en muchos de los fenómenos que manifiestan la permanencia de la Conciencia después de la muerte, y que presentamos en este trabajo. La recopilación se ha realizado bajo diferentes enfoques, correspondientes a la formación y roles profesionales de sus miembros: medicina de emergencias, psicología terapéutica y clínica, e investigación metafísica y de campo. Posteriormente se han catalogado las experiencias según criterios de evidencia en 3 niveles:
NIVEL1.
Evidencias subjetivas expresadas en términos de convencimiento personal, mejora de síntomas o problemas y manifestación de bienestar.
NIVEL 2.
Evidencias objetivas sustentadas en testimonio de testigos ajenos a la persona que tiene la experiencia, comprobación por otros de que ocurrió el fenómeno.
NIVEL 3.
Evidencias objetivas en base a comprobaciones con documentos, especialistas en la materia de la que se trata, fuentes de referencias históricas, archivos, etc.
2. Recopilación de autores que han publicado y estudiado los distintos fenómenos que manifiestan la permanencia de la Conciencia tras la muerte física, recopilados en la obra titulada “La prueba del alma” (www.lapruebadelalma.com), como resultado de la investigación de varios años de Nacho Blasco, miembro de este equipo de investigación. La información recopilada sobre los autores se ha catalogado en base a indicadores de evidencia según estos niveles:
NIVEL 0a.
Manifestación de opinión, en los medios de comunicación o similar.
NIVEL 0b.
cho conocido, sin fuente directa.
NIVEL 1.
Participa directamente en experiencias o experimentos.
NIVEL 2º.
Publica sus observaciones, teorías o métodos (en libros, congresos, etc.)
NIVEL 2b.
Publica en revista científicas sus método o protocolos.
NIVEL 3.
Investigación clínica o investigación publicada en revista: estudios descriptivos, revisiones o similar.
NIVEL 4.
Investigación experimental publicada en revistas Peer Group: estudio prospectivo o diseño experimental.
3. Rastreo de la investigación en los últimos 10 años, utilizando fundamentalmente las palabras clave “afterlife”, “evidence” y “metaanlysis”. Se han utilizado el motor de búsqueda Google Scholar y las bases de datos: Psicodoc (base de datos internacional de Psicología, publicada por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid), PsycINFO (base de datos de la American Psychologic Association) y PubMed_MEDLINE (base de datos bibliográfica internacional de la National Library of Medicine, USA).
A continuación, en los apartados siguientes presentamos las evidencias encontradas en nuestro trabajo de investigación, que incluyen experiencias propias y testimonios presenciados, agrupados en los 4 tipos según la forma que adopta la experiencia indicadora de continuidad de la Conciencia tras la muerte.
EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE
Las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM en adelante) se refieren a las vivencias subjetivas que tienen algunas personas que han estado clínicamente muertas según los parámetros médicos, o que han estado al borde de la muerte, o en una situación de crisis física, emocional o mental de gran impacto (tras un accidente, una enfermedad o un suicidio fallido).
También es posible experimentar ECM sin haber estado cercano a morir, bajo estados alterados o expandidos de Conciencia producidos por hipnosis, respiración holotrópica, uso de enteógenos, meditación, y otros similares [7, p.83].
Las experiencias más frecuentes en el estado de conciencia de una ECM son, según señalan Moody [8, p. 183] y Bonilla [15, p. 72] en su revisión de 2011: vivencias extracorporales, incremento de la percepción sensorial, sentido de alteración del tiempo y el espacio, viajes hacia o a través de un túnel, emociones y sentimientos intensos generalmente positivos, experiencias de paz, ausencia de dolor, revisión de la propia vida y encuentros con una luz brillante y mística, así como con otros seres, a menudo parientes ya fallecidos.
Un estudio reciente de Kondziella, Dreier y Olsen [9] estima una prevalencia del 10% de ECM en una población sin condición física previa determinante, perteneciente a 35 países. La experiencia ECM de algunas personas es clara y comprobada para la ciencia, y sus correlatos biológicos están todavía siendo analizados por investigadores de la neurociencia [10].
En el trabajo de recopilación de Blasco [11, p. 57-101], miembro de este equipo de investigación, realizado entre 2016 y 2019 mediante un intenso rastreo nacional e internacional, se identificaron 41 autores que han realizado algún tipo de análisis, valoración, reflexión y/o investigación sobre el fenómeno ECM (ver Anexo 1, pp. 2-12). Hemos valorado para este Essay el nivel de evidencia que tienen estos estudios recopilados por Nacho Blasco [11], con las categorías mencionadas en la página 7 de este informe: del nivel de evidencia 0 al nivel 4, siendo esta última categoría la que reflejan estudios publicados en Peer Group Review, con diseños experimentales contrastados. Obtenemos en este análisis 2 autores con el nivel 4, es decir que realizan estudios experimentales rigurosos, a saber, Sam Parnia y su equipo [12] y Pim van Lommel con otros colabores [13].
El equipo de científicos dirigidos por Sam Parnia de la Universidad de Southampton, en el Reino Unido, realizó el primer estudio a gran escala sobre la conciencia durante el trance de la muerte, denominado AWARE, sobre 2.060 pacientes en muerte clínica por paro cardíaco, que fueron atendidos en 15 hospitales de diversos países. Se trata de un estudio prospectivo de 4 años de seguimiento de estos pacientes en el que se constata, además de experiencias compatibles con el fenómeno ECM, algunos pacientes también señalaron experiencias extracorpóreas (EFC), con recuerdos explícitos, y comprobados posteriormente, de haber visto y escuchado los acontecimientos que les rodeaban mientras estaban clínicamente muertos. El estudio AWARE muestra con metodología científica que la conciencia está presente en situaciones donde no debería existir por cesar las funciones biológica que la sustentan, dando pie a considerar que la conciencia se expresa en el cuerpo, pero no depende de él [12, p. 1803].
Por su parte, Van Lommel y su equipo [14] investigaron 344 pacientes que cumplieron los requisitos de estar clínicamente muertos, y a los que se les practicaron maniobras de resucitación cardiovascular. Los pacientes estaban ingresados en 10 hospitales de Holanda, y se recogieron datos de seguimiento a 2 y 8 años. Estudiaron la frecuencia de aparición de los elementos que definen la ECM, factores que afectan a la frecuencia y profundidad de la experiencia ECM, así como los efectos de la experiencia ECM a los 2 y a los 8 años de esta. Los resultados, en base a un diseño con grupo control, mostraron que las experiencias ECM no pueden ser explicadas con criterios médicos, y que producen cambios significativos en las vidas de las personas que experimentan este fenómeno. Estos efectos no son inmediatos, tomando varios años para ir consolidándose. Van Lommel [13, p. 354] mantiene que la conciencia podría no ser un producto o efecto de la función cerebral, como asume la ciencia, y postula que la muerte podría suponer entrar en una conciencia no local, sin tiempo ni espacio, actuando ésta a modo de retransmisor de una dimensión de conciencia sin principio ni fin.
Existe una importante base de datos a nivel mundial que recoge cerca de 5 mil experiencias individuales ECM gestionada por la organización NDERF: Near-Death Experiencia Research Foundation, creada por el investigador Jeffrey D. Long [11, p. 97) ; sin embargo, como señala Bonilla [15, p. 93], a pesar de toda esta acumulación de experiencias y de la investigación que se ha realizado en los últimos 46 años, desde que en 1975 Raymond Moody acuñara el término ECM (su versión en inglés NDE), todavía resulta inexplicable desde el punto de vista médico que durante una experiencia ECM se produzcan eventos conscientes estando la persona que tiene esta experiencia inconsciente o clínicamente muerta, lo que muestra que existe muchas más conciencia y memoria que no es explicada por la actividad cerebral. Los paradigmas médicos existentes no dan cuenta adecuadamente de este fenómeno tan reconocido hoy en día en todos los países del mundo.
Nuestro equipo de investigación IBEC ha acumulado en los últimos años diversas experiencias ECM en el marco de la actividad médica e investigadores de sus miembros. Se han recogido relatos y hemos presenciado algunas experiencias, que forman parte de nuestra base directa de evidencias de la permanencia de la conciencia tras la muerte física. Una síntesis esquemática de las experiencias ECM recopiladas por nuestro equipo se encuentra en el Anexo 2 (pp. 2-6). Todas nuestras experiencias incluyen varios de los 12 elementos característicos del fenómeno ECM [15, p. 72]. Tenemos evidencias de ECM en varios niños, desde los 3 años, así como personas adultas que experimentaron condiciones que comprometieron su vida tales como accidentes de diverso tipo, y problemas graves de salud a causa de la edad.
Para nuestro equipo de investigación estas experiencias son una oportunidad increíble y una evidencia clara de que más allá de la vida biológica se prolonga una Conciencia y memoria individual atemporal y no-local que se une a otras que están en ese plano o dimensión.
EXPERIENCIAS EN EL LECHO DE MUERTE.
Las Experiencias en el Lecho de Muerte (ELM en adelante) constituyen otra importante oportunidad de reflejar la continuidad de la Conciencia tras la muerte física. El fenómeno ELM es experimentado por personas que están en proceso de su propia muerte. Suele consistir en percepciones y visiones, con frecuencia parecidas a las ECM, y es testimoniado por personas que están acompañando a la persona en este proceso, fundamentalmente hijos, familiares o personal sanitario.
Las personas acompañantes informan de que el enfermo que experimenta ELM refiere la visita de familiares fallecidos tales como padres, abuelos, hermanos o figuras religiosas que vienen para acompañarlos en el tránsito. Los niños, que no conocen familiares fallecidos, relatan la visión de personajes reales o mágicos queridos para ellos, que están con ellos durante el trance de morir. Generalmente la experiencia resulta reconfortante y proporciona paz y confianza. Así mismo, los acompañantes no solo escuchan el relato de la experiencia ELM si no que, en ocasiones, también visualizan directamente lo que experimenta la persona en trance de morir.
En el trabajo mencionado más arriba [11, p. 103-124], recopilado por Nacho Blasco, miembro del equipo que elabora este Essay, se han recogido 17 investigadores que han estudiado desde distintos enfoques el fenómeno ELM entre sus trabajos científicos (Anexo 1, pp. 12-15).
Destaca el trabajo de Kerr y su equipo [16] quienes entre 2011 y 2012 entrevistaron a 66 pacientes en proceso de morir, explorando la frecuencia de visiones, su contenido y su relación con la calidad de la muerte. El estudio concluye que las experiencias ELM durante el trance de morir son comunes y se caracterizan por un fuerte sentido de realismo y un profundo significado emocional, teniendo un importante significado y sentimiento de confort para las personas que están en este proceso.
Por su parte Carla Wills-Brandon [17] investigó en profundidad las visiones en el lecho de muerte, recopilando experiencias de cerca de 2 mil casos de diferentes culturas, zonas geográficas y condición personal y social. Encontró que estas experiencias reflejan la continuidad de la Conciencia, y que ésta empieza a presentarse en el proceso de muerte antes de la desconexión física.
Desde el IBEC, nuestro equipo ha recopilado 5 experiencias ELM (ver Anexo 2, pp. 6-7). La mayoría son de personas mayores en contexto hospitalario presenciadas por la médica del equipo. Destacamos la vivencia ELM de una mujer de 75 años que fue contando en directo cómo se iba desprendiendo minuciosamente de su envoltura física durante su proceso de tránsito hacia la otra vida, especificando que estaba relatando su nacimiento a la dimensión que la esperaba. Algunas de las experiencias fueron presenciadas por las personas acompañantes, como el caso de la hija que vio a su madre y ella misma envueltas en un cono de luz y de repique de campanas al momento de su fallecimiento; o el hombre que vio un cordón energético de luz brillante que salía de la zona umbilical del cuerpo de su abuela en trance de morir, cuyo haz envolvió toda la habitación de luz y paz.
Desde nuestra experiencia clínica-médica, el 99% de las personas a las que hemos acompañado en el lecho de muerte experimentan presencia de sus seres queridos que vienen a buscarlos, así como, presencia de luz, e inmensa paz.
Todas estas experiencias, junto a las múltiples relatadas en libros de profesionales que trabajan en unidades de cuidados paliativos, o desde asociaciones que dan apoyo a personas con enfermedades como el cáncer [18] [19], así como las investigaciones referidas más arriba, apuntan a que en el proceso de morir empiezan a manifestarse tanto de forma subjetiva y, en ocasiones, testimoniado por personas acompañantes, aspectos importantes de la existencia tras el morir. Este fenómeno, cuando se muestra en el proceso del trance de muerte de las personas, no está determinado por la edad, la cultura, la religión, ni el país.
Sin lugar a duda, tenemos el privilegio hoy en día de poder estudiar estos dos fenómenos: experiencias cercanas a la muerte (ECM) y visiones en el lecho de muerte (ELM), que son una asombrosa “ventana” a diversos aspectos de la continuidad de la existencia tras la desconexión del cuerpo físico.
Estos fenómenos que acabamos de revisar no son los únicos que manifiestan nuestra realidad no material y eterna. Veamos otras manifestaciones realizadas directamente por las entidades espirituales o energéticas, desencarnadas, en el siguiente capítulo.
EVIDENCIAS TIPO 2. COMUNICACIÓN DIRECTA CON ENTIDADES ESPIRITUALES.
Mediumnidad.
La Mediumnidad (en adelante MDM) es la facultad natural que capacita para entrar en contacto con entidades energéticas espirituales, generalmente fallecidas, que están en otra dimensión distinta a la física-material. Existen dos modalidades de MDM en las que se manifiesta esta capacidad según la forma de comunicación: física y mental, siendo esta última la más frecuente.
La MDM se podría considerar como una especie de “vía” que canaliza el otro plano de existencia no material: esa otra dimensión que podría ser el mundo originario y natural del espíritu humano, de la Conciencia. Médium es, por tanto, toda aquella persona que está capacitada para servir de puente canalizador o intermediario entre el mundo material y el espiritual-energético.
En el trabajo de recopilación de nuestro equipo [11, p. 201-221] se han identificado alrededor de 40 autores que han estudiado de distinta forma y nivel el fenómeno MDM, algunos de ellos experimentando por sí mismo la comunicación psíquica. Encontramos que muchos de estos autores ya han fallecido, y la mayoría han escrito sus experiencias u observaciones en libros sin carácter científico, como ensayos o descripción de experiencias (Anexo 1, pp. 15-24). Destaca en esta recopilación, por la escasez de trabajos académicos en este ámbito, la investigación del brasileño Alexander Moreira-Almeida quien en 2004 realizó una tesis doctoral estudiando con una metodología observacional-transversal el perfil sociodemográfico y de salud mental de 115 personas médiums, así como la fenomenología y trayectoria de sus experiencias mediúmnicas [20, p. 13 & 58].
En los últimos años están apareciendo algunas investigaciones publicadas en revistas científicas donde se analizan distintos aspectos de la MDM. Bastos y cols. [21] publicaron en 2015 una revisión de los estudios cuantitativos publicados en las últimas décadas concluyendo que existen escasos estudios científicos que analicen detalladamente distintos aspectos de la experiencia mediúmnicas, incluidos los correlatos psicológicos y su relación con la mente-cerebro. En su revisión encuentran algunas evidencias sobre la exactitud de la información proporcionada por los médiums estudiados, aunque por la escasez de trabajos encontrados no pueden ser generalizables. Por su parte, Sarraf y su equipo [22] han realizado un interesante metaanálisis, algo poco frecuente en este campo, investigando la evidencia experimental de las publicaciones identificadas entre 2001 y 2019. Encontraron 14 publicaciones que reunieron sus criterios de selección, concluyendo que estos estudios apoyan la hipótesis de que algunos médiums pueden conseguir información sobre las personas fallecidas a través de medios desconocidos por la ciencia [22, p. 12]. Igualmente, Tressoldi y su equipo, del Gruppo di Ricerca Italiano sulla Medianitá [23, p. 7] muy recientemente han diseñado un experimento triple ciego para examinar las “lecturas” de 9 médiums de 38 personas fallecidas. Concluyeron que los médiums pueden proporcionar información acertada sobre las personas fallecidas conociendo únicamente el nombre del fallecido y sin interacción directa con la persona que conoce y proporciona los datos del fallecido (en inglés sitters).
Es interesante señalar que algunos científicos están cambiando su orientación de las investigaciones, seguramente para quitar el estigma que pueda tener el término Mediumnidad, y hacerlo más aceptable para la ciencia oficial. Un trabajo de Facco y colaboradores [24] está estudiando este fenómeno de contacto con las entidades fallecidas bajo la denominación “Non-Ordinary Mental Expressions”, en acrónimo NOME. Según estos autores el fenómeno NOME abarca oír voces, ver presencias, comunicarse con las entidades desencarnadas, incluyendo canalizarlas, experiencias fuera del cuerpo, experiencias cercanas a la muerte, memorias de otras vidas, presentimientos, precognición y, en fin, todos aquellos fenómenos que parecen extraños y poco plausibles, y que frecuentemente son considerados como síntomas de trastornos neurológicos y/o psicológico por la ciencia positiva-materialista convencional. Sin duda, desde este enfoque tradicional se limita enormemente la posibilidad de profundizar y continuar con investigaciones serias y rigurosas que aumenten las evidencias que hay detrás de estos fenómenos.
En 2020 los investigadores italianos Facco, Pederzoli y Tressoldi [24] afirman que estos fenómenos no son la manifestación de estados patológicos y que su consideración como “extrañezas” se debe a las lagunas del paradigma científico dominante, manifestando en sus conclusiones:
“… de hecho, la ciencia como cualquier otra disciplina racional, está basada metafísicamente en axiomas plausibles pero indemostrables, y únicamente pueden percibir y comprobar aquello que es compatible con ellos”. [24, p.11].
Dicho de otro modo, con una conocida anécdota, es como si una persona buscara bajo la luz de la farola las llaves de su casa perdidas en otro sitio, y mira sólo ahí porque es el único sitio en el que puede ver algo.
Nuestro equipo de investigación ha entrevistado a varios médiums en el marco de su investigación [11, p. 222-243] encontrando una gran variedad de perfiles y especialidades. Se mantuvieron diversas sesiones con ellos y aportaron en todos los casos información relevante sobres sus capacidades psíquicas. Entre los contactos realizados se encuentran los investigadores psíquicos Robin y Sandra Foy [25], matrimonio del Reino Unido con una experiencia de más de 40 años experimentando e investigando la Mediumnidad psíquica. El matrimonio Foy fue el promotor del Experimento Scole (www.thescoleexperiment.com/), una serie de investigaciones controladas realizadas entre 1993 y 1998. Los experimentos han sido ampliamente analizados. En un artículo publicado en 2001 por Montague Keen [26] se presenta una discusión de las evidencias obtenidas con Scole, y se discute ampliamente el concepto de evidencia en fenómenos psíquicos bajo la luz de importantes axiomas filosóficos y científicos (la probabilidad de Thomas Bayes y el empirismo de David Hume). Keen [26, p. 179] plantea en su discusión que el concepto evidencia que se sustenta en el empirismo científico no es suficiente para evaluar los fenómenos psíquicos.
Las experiencias MDM arrastran una reputación negativa procedente de la forma en que se trataba este fenómeno hace más de 100 años, considerándolo aún todavía extraño, propio de personas alineadas, farsantes y acientíficas. Sin embargo, a pesar de ello y quitando todo el “folklore” popular y su tratamiento en los medios, se sigue manifestando como un fenómeno asombroso con el que las entidades que están en otro plano de existencia no-local pueden contactar con nuestra dimensión espacio-temporal, si se tienen los elementos y habilidades necesarias para ello. El fenómeno mediumnico implica, por un lado, dominio de los estados de conciencia por parte de la persona médium, que conecta con la dimensión no física, atemporal y aespacial (no-local) y, por otro lado, la existencia de esa dimensión no-física donde parece que se encuentran las entidades desencarnadas, y en la que continúa su evolución. En definitiva, su vida fuera de los parámetros de tiempo-espacio.
TRANSCOMUNICACIÓN INSTRUMENTAL.
La Transcomunicación Instrumental (en adelante TCI) es otra modalidad de contacto con esa dimensión donde parece que se expresan las personas fallecidas. Si en el fenómeno mediumnico el medio de comunicación con entidades espirituales es la persona con habilidades psíquicas, en la TCI el medio de comunicación aparentemente son los instrumentos tecnológicos. Algo que se descubrió hace décadas de forma casual, que comenzó a estudiarse de forma observacional y exhaustiva por el Dr. Konstantin Raudive, y que ha generado progresivamente mayor interés de la investigación experimental en los últimos años [27, p. 3].
La técnica TCI se refiere a la captación de sonidos electrónicos en forma de “voces” que quedan registradas en distintos tipos de grabaciones de audio, así como en imágenes y vídeos, a través de sistemas electrónicos específicos. La tecnología TCI permite transformar en palabras o imágenes las energías o vibraciones que los seres fallecidos emiten con intención de comunicarse durante una sesión de Transcomunicación.
En la recopilación realizada por Nacho Blasco [11, p. 327-369] se encontraron 23 autores que han experimentado y trabajado a lo largo de los años de distinta forma con el registro de sonidos y/o imágenes mediante dispositivos y sistemas electrónicos. En nuestra valoración de estos trabajos (ver Anexo 1, pp. 24-30) destaca Anabela Cardoso, investigadora portuguesa del fenómeno TCI desde 1997, afincada actualmente en Galicia (España). En el 2000, Cardoso fundó la publicación “ITC Journal” (www.itcjournal.org). Esta investigadora ha publicado sus experimentos científicos llevados a cabo entre 2008 y 2009, con metodología controlada y diversos operadores técnicos [28, p. 511].
Destaca también en nuestro análisis la investigadora Sonia Rinaldi que lleva más de 30 años experimentando con diversas tecnologías TCI desde Brasil. Rinaldi es presidenta del “Instituto de Pesquisas Avançadas em Transcomunicaçao Instrumental” (www.ipati.org), y ha realizado múltiples investigaciones junto a diversos científicos, incluyendo llamadas telefónicas con entidades en otros planos de existencia. Ha elaborado una técnica rigurosa y controlada para sus grabaciones, que es reconocida a nivel mundial.
Merecen mención en la compilación de Blasco [11, p. 334 & 337] las investigaciones técnicas en TIC de los científicos König y Senkowski. El investigador alemán Hans Otto König lleva 48 años desarrollando dispositivos nuevos, cada vez más avanzados, para comunicarse con seres de otras dimensiones. Los hallazgos de sus investigaciones son de gran interés para el mundo científico, disponiendo de más de 45.000 mensajes recibidos del mundo espiritual [29]. Por su parte, el físico alemán Ernst Senkowski es considerado por sus colegas el mayor experto mundial en TCI, realizando múltiples investigaciones independentes en este campo, y llegado a afirmar: “Durante más de veinte años de exploración intensa de los temas de supervivencia, en los que siempre estuve acompañado por mi esposa, me he formado la convicción de la existencia de otra vida.” [30]). Para Senkowski la comunicación con los muertos es posible tecnológicamente: los ordenadores y los vídeos se han mostrado como canales eficaces y demostrativos de la existencia de alguna forma de vida más allá de la muerte [31].
Nuestro equipo de investigación dispone de diversas experiencias directas y personales de TCI, tanto de audio como de video, realizadas en el laboratorio de la Sociedad Científica de Investigación Psíquica (www.sociedadcientifica.com). Desde este laboratorio se ofrece comunicación TCI a todas las personas interesadas en contactar con sus familiares fallecidos. Igualmente, nuestro equipo ha acumulado experiencias TCI a través de las reuniones periódicas denominadas Experimento Isabela [11, p. 431- 444]. En estas sesiones reunimos diversos experimentadores y personas interesadas en las manifestaciones psíquicas y la comunicación con personas fallecidos. Hasta la fecha se han realizado 3 reuniones experimentales, y sus participantes han sido testigos de 14 de las experiencias recopiladas por nuestros investigadores: ver Anexo 2 (pp. 8-13) para un detalle de estas experiencias, y el Anexo 3 para las imágenes y audios de las TCI obtenidos durante algunas de estas experiencias.
Experimentar una comunicación TCI suele resultar sorprendente y desconcertante para muchas personas. Generalmente produce sensaciones de bienestar y tranquilidad, al permitir comunicarse con los familiares o conocidos que murieron. También afecta al sistema de creencias sobre la muerte de las personas que participan en estas experiencias, ampliando su percepción de la realidad, de la conciencia, y acercándolas a algo que va más allá de lo aceptado, significando que hay una continuidad en la vida mucho más ampliada a lo que habitualmente se piensa.
Sin embargo, fuera de estos efectos beneficiosas subjetivos, desde una perspectiva científica, de evidencia, el reto está en saber qué ocurre durante una TCI, independientemente de que las “voces” y/o imágenes sean reconocibles. A día de hoy se han ensayado varias explicaciones, pero de forma objetiva y reconocida ampliamente, no se sabe exactamente qué ocurre ni cómo ocurre una experiencia TCI. La física cuántica postula que no existen fenómenos sin la intervención de un sujeto mental, y esto ya nos señala que la TCI no sólo es cuestión de tecnología. El investigador y la entidad comunicante son a la vez transmisor y receptor, y junto al dispositivo técnico, forman una unidad de resonancia armónica que hace posible la comunicación
Se ha postulado que el concepto campo de información o Campo A de Ervin László [32, p. 87] podría ser un marco explicativo para el fenómeno TCI. Todas las sensaciones, percepciones, emociones, pensamientos y acciones que hemos hecho y hacemos generan unas ondas de tipo informacional, las cuales se propagan en el Campo A de László, e interfieren con los frentes de ondas generadas por otras personas. Para Senkowski [31], los transcontactos instrumentales presentan el aspecto de ser estructuras ajenas a nuestro mundo e independientes de él: estructuras que están más allá de nuestra propia creación.
En las sesiones TCI realizadas por este equipo de investigación, a pesar de que la velocidad de cambio en las frecuencias de barrido haga imposible que se sintonice una frecuencia de una emisora normal, y que el contenido sea inteligible (se cambia la frecuencia entre 3 y 20 veces por segundo, e incluso se mezclan frecuencias de AM y FM) y, a pesar de la celeridad del cambio, las frases registradas son comprensibles en una primera impresión. Para más confirmación en algunos casos han repetido las frases. Lo que deja la probabilidad de resultado aleatorio fuera de posibilidad. Adicionalmente, el hecho de poder eliminar la curva de ruido de las bases y que se mantenga la voz, evidencia que hay una intervención sobre el sonido, situando el nivel energético de la voz emergente por encima del ruido de base.
Adicionalmente, por parte del analista TCI no ha existido ningún conocimiento previo de la información aportada por el consultante. Incluso, se ha encontrado que los resultados de unas grabaciones por ordenador y de otros equipos (como la grabadora frente al ordenador) han resultado coherentes unos con otros.
EVIDENCIAS TIPO 3. ESTADOS EXPANDIDOS DE CONCIENCIA.
Hablar de Expansión de la Conciencia implica que existen estados considerablemente más amplios de la conciencia llamada “normal”, y que son accesibles a través de diferentes métodos y/o recursos.
Los Estados Expandidos de Conciencia (en adelante EExC) son condiciones de vigilia distintas a las que se experimentan durante la actividad mental producida por las ondas beta del cerebro, propia de la fase en que la persona está despierta y realiza actividades rutinarias. Un EExC es un campo rico de experimentación y sanación conocido desde la antigüedad.
En todas las culturas y épocas, las personas han utilizados EExC para distintos objetivos, tradicionalmente para contactar con el mundo espiritual, accediendo a través de diferentes medios: plantas enteógenas, música, bailes, ceremonias dirigidas a entrar en trance, y viajes astrales, entre otros. Más recientemente el uso de la hipnosis, la respiración holotrópica, la meditación, o ciertas drogas pueden dar acceso a esta experiencia de conciencia, que se origina a través de un cambio en la actividad eléctrica cerebral (de ondas beta a ondas alfa o theta).
Nuestro equipo de investigación considera la Conciencia un principio de inteligencia con capacidad para captar información con la que evoluciona y se desarrolla a sí misma. La Conciencia es lo que uno mismo es de verdad, no es física, ni temporal, con lo cual puede considerarse nuestra Esencia, más allá de los parámetros de espacio-tiempo. Es “Algo” que no es el cuerpo físico, ni tampoco el cuerpo emocional o mental. Es un elemento por encima de todas estas condiciones, aunque se exprese a través de ellas en la vida diaria. La Conciencia existe en sí misma, sin necesidad de tener un cuerpo físico que la sostenga. El cuerpo físico es un instrumento temporal de la conciencia para sostenerse y expresarse en la experiencia humana. Esta Conciencia en otros ámbitos se define como alma.
La Conciencia entra y sale del cuerpo en los EExC y con ello evoluciona. La Conciencia es autoconsciente, multidimensional y multiexistencial. Tiene una memoria integral y guarda el conocimiento de toda su existencia. Es más que materia, más que energía y siempre es la misma a través de sus múltiples existencias.
SUEÑOS LÚCIDOS Y EXPERIENCIAS FUERA DEL CUERPO.
Uno de los caminos para acceder a la expansión de la conciencia, y con ello al contacto o aproximación con una dimensión no material de nuestra existencia, son los Sueños Lúcidos (SLD en adelante), y las Experiencias Fuera del Cuerpo (EFC en adelante).
Las experiencias conscientes fuera del cuerpo u EFC son situaciones que se experimentan en primera persona, se viven como reales, y llevan al experimentador a una dimensión no material de la propia existencia. El fenómeno EFC, también llamado proyección o viaje astral, se conoce desde hace siglos y en todas las civilizaciones.
Todas las personas nos desconectamos de nuestro cuerpo físico cada noche, desprendiéndose nuestra conciencia del cuerpo físico. Este es un fenómeno natural que ocurre cada vez que dormimos. Algunas personas viven estas experiencias EFC de forma consciente y las pueden provocar a voluntad. En cierto modo, podría considerarse como una muestra diaria de cómo será nuestra Conciencia en la desconexión del cuerpo físico tras la muerte.
Según señala Mota-Rolim y su equipo [33], los SLD son experiencias espirituales exploradas desde hace miles de años en muchas tradiciones culturales y religiosas. Esta evidencia apoya la idea de que los SLD son, como las EFC, naturales en el ciclo del sueño humano, y suelen producir experiencias de significado espiritual, incluso en personas que no son religiosas. La conciencia durante el SLD produce sentimientos de profunda admiración sobre la propia existencia y el cosmos [33, p. 7].
Para el psicólogo clínico Green [34, p. 56] los sueños lúcidos tienen un enorme potencial para investigar los fenómenos ECM y ELM, así como convertirse en un método para prepararse para el tránsito hacia la muerte que todos tendremos que realizar.
En nuestra experiencia, conocemos de primera mano que durante un SLD y EFC la conciencia se manifiesta como cuerpo sutil, que se experimenta en otra dimensión no local, quedándose conectada con el cuerpo físico a través del cuerpo energético, que se asemeja al concepto metafísico del “cordón plateado” [35]. Este cordón energético, se considera como una especie de “enlace” entre dos dimensiones: la física y la etérea. Cuando una persona muere en su cuerpo físico, este cordón plateado de energía sutil se desprende del cuerpo y se va con la Conciencia de la persona que dejó su cuerpo físico.
Somos conocedores de la posición de la ciencia bajo el paradigma materialista sobre estos aspectos de conexión energética. Sin embargo, como señalan Abreu y cols. [36, p. 127] la interpretación predominante psicobiológica resulta reduccionista y no da cuenta de la variedad y diversidad de personas completamente sanas que experimentan estos fenómenos, ni tampoco explica los fenómenos de precognición ni visión remota que a veces se experimentan en un EFC o SLD. La ciencia experimental se mueve entre instrumentos físicos y paradigmas materialistas, positivistas y reduccionistas. El enfoque científico tradicional no es suficiente, y resulta un importante handicap para conocer estos fenómenos de expansión de conciencia más allá del cuerpo, ya que separa el objeto de estudio del investigador, lo que resulta en un serio condicionante cuando se trata de estudiar la conciencia cuyos aspectos subjetivos son más ricos y complejos que los correlatos que se puedan medir objetivamente.
La investigación de los fenómenos EFC y SLD requiere un cambio de paradigma que considere como válidas científicamente la investigación en primera y segunda persona en relación con estas experiencias de conciencia, y que pueden ser complementarias de los estudios de laboratorio o clínicos realizados por terceras personas. Tal paradigma ha sido propuesto por el brasileño Waldo Viera en la década de los 80, y adoptado por la International Academy of Consciousness [37], el cual postula que el investigador puede ser a la vez agente de estudio, objeto de estudio e instrumento de investigación. La objetividad se consigue mediante la implicación y comprobación de otros auto-investigadores que consensuan o rechazan la experiencia individual [36, p. 134].
Algunos miembros de nuestro equipo han experimentado con estos fenómenos a lo largo de los años, considerándolos una capacidad inherente del ser humano. Con estas experiencias podemos explorar y realizar investigaciones en otras dimensiones, siendo la proyección de la conciencia fuera del cuerpo una potente herramienta de investigación en este ámbito. Nuestras experiencias se pueden consultar en el Anexo 2 (pp. 13-15), siendo muchas de ellas producidas voluntariamente como fruto de un trabajo personal, aprendiendo con la práctica a tener control de los pensamientos, las emociones y las energías. Con la práctica hemos aprendido a entender y controlar las sensaciones que producen, que son particularmente intensas al comienzo de la “desconexión”, ya que aparecen vibraciones intensas, ruidos explosivos en la cabeza, sensaciones de succión, incluso parálisis. A través de estas experiencias consideramos que se puede acceder a importantes discernimientos, así como madurar y evolucionar espiritualmente en el conocimiento de la propia Esencia.
No tenemos duda de que la experiencia de muerte física es similar en muchos aspectos a la EFC y al SLD, ya que en estos fenómenos se transita paso a paso por los mismos estados de conciencia que resultan de la desconexión con el cuerpo físico, como nos muestras los estudios de ECM y de ELM.
REGRESIÓN A VIDAS PASADAS.
La Expansión de la Conciencia (EExC) significa tener consciencia del aquí y ahora y de uno mismo, al tiempo que se tiene consciencia en otro lugar o lugares. En este estado no existe el tiempo. Una de las formas de expresión de EExC es la Regresión a Vidas Pasadas (en adelante RVP) consistiendo en alcanzar recuerdos de vidas o encarnaciones de otras épocas anteriores. Habitualmente la RVP tiene uno de estos objetivos: 1) para el desarrollo y evolución espiritual o transpersonal, permitiendo tener una comprensión más profunda del propósito de la vida, y 2) para el tratamiento de dificultades psicológicas con enfoque psicoterapéutico, en cuyo caso se denomina Terapias de Vidas Pasadas.
La RVP se sirve de diversas técnicas o métodos para expandir la conciencia y acceder a la memoria de los tiempos, tales como hipnosis u otros métodos no hipnóticos como relajación profunda, visualización, e inducción consciente a través de una emoción o un síntoma. Mediante estas técnicas se accede a recuerdos y experiencias del pasado, tanto de la vida actual de la persona, como a la de sus otras posibles vidas. Esto implica asumir que la conciencia de cada persona es individual y permanente, pasando por diversas experiencias de vida como una forma de evolución, progreso o experimentación. La persona bajo la experiencia RVP puede sentir que está en el pasado con otra personalidad y accede a memorias de esas otras vidas.
Este enfoque no tiene respaldo por la ciencia, ya que su paradigma no le permite abordar hipótesis que hacen referencia a fenómenos de esta naturaleza. Sin embargo, encontramos en la literatura autores tan destacados como Raymond Moody [38, p.123] o Ervin László [39, p. 47] que, reconociendo esta falta de apoyo oficial, señalan que la regresión es una experiencia que tienen muchas personas, a veces de forma espontánea, y en varias ocasiones se ha podido rastrear y comprobar datos de veracidad o autenticidad de las experiencias revividas con RVP.
En el trabajo de revisión de Blasco [11, p. 380-397] se han identificado a 17 autores que han tratado el tema de la RVP. La mayoría de ellos como parte de su práctica psiquiátrica y psicoterapéutica, publicando sus experiencias clínicas y métodos en ensayos, libros y manuales (ver Anexo 1, pp. 30-34). Destacan entre ellos dos especialistas clínicos de referencia: 1) el psiquiatra estadounidense Brian Weiss considerado un gran divulgador de la terapia regresiva [11, p. 384], y que escribió su método en la conocida obra de 1988 Many Lives, Many Masters; y 2) el hipnoterapeuta estadounidense Michael D. Newton que en su obra de 2004, Life between Lives presenta a modo de “diario de viaje” las experiencias de otras vidas en la Tierra de 29 personas, mediante hipnosis [11, p. 396].
No hemos encontrado investigaciones en revistas peer group que pongan a prueba hipótesis explicativas del fenómeno RVP. Tan sólo los academic paper de Woods y Baruss explorando los beneficios de la regresión [40], y un análisis de casos llamativos de Ohkado y Okamoto, con verificación de su contenido [41]. La publicación del profesor Paul Cunningham [42] de la Rivier Universtiy presenta un análisis detallado de las investigaciones realizadas sobre RVP en los últimos años, concluyendo según sus propias palabras:
“Las investigaciones experimentales actuales sobre la hipótesis de la reencarnación mediante la regresión hipnótica no está probada, científicamente hablando, pero existen suficientes evidencias evocadoras (p.ej. xenoglosias, niños que recuerdan vidas previas, resultados de la terapia hipnótica de vidas pasadas), lo que nos lleva a concluir que la hipótesis de reencarnación merece una mayor consideración.” [42, p. 132].
Igualmente, hemos analizado los trabajos en EExC de investigadores como Dean Radin, Gary E. Schwartz, Stanley Krippner, Marilyn Schlitz, Jessica M. Utts y Harold E. Puthoff, entre otros varios (ver detalles en Anexo 1, pp. 38-44). Destacamos el metaanálisis de Mossbridge y Radin [43] sobre precognición, los trabajos de Jessica M. Utts sobre el funcionamiento psíquico, principalmente visión remota, mostrando la fortaleza científica de las investigaciones en los últimos 20 años y su utilidad práctica. [44], y los estudios de visión remota publicados en 2016 de Puthoff y Targ, que describen las aplicaciones de algunos conceptos de la física moderna para estudiar el funcionamiento psíquico [45].
En nuestro grupo de investigación tenemos acumuladas más de 30 experiencias RVP, algunas desde la práctica clínica y otras como investigación personal y de experimentación de la Sociedad Científica (SCIP). La mayoría de las experiencias de regresión como investigación se han realizado en el marco del Experimento Isabela [11, p. 431-444], mencionado más arriba. En las actividades de experimentación de la SCIP se han investigado los datos históricos revividos durante las experiencias de regresión, acudiendo a expertos de historia y de lenguas, archivos históricos y profesionales. Para casi todas ellas se han encontrado datos que corroboraron el relato revivido durante la RVP (ver Anexo 2, pp. 17-27).
Las evidencias de veracidad en RVP son difíciles de rastrear ya que las personas que las experimentan refieren datos de personajes normales de la época que reviven, de las que no suelen quedar referencias documentales que se puedan consultar con objetividad. Los datos más constatables hacen referencia a idiomas, vestimentas y actividades que se pueden consultar en archivos históricos y de ambientación de épocas antiguas. Cuando se encuentran esas validaciones en personas que no han tenido posibilidad alguna de conocer sobre la época y experiencias revividas produce un efecto llamativo tanto en quien la experimenta como en quien investiga.
La cuestión fundamental, en este trabajo sobre evidencias, es considerar el valor que tienen estas memorias de otras épocas para mostrar la continuidad de la vida. Aquí la ciencia se encuentra sin recursos ni paradigmas útiles, que no estén fundamentados en el materialismo. Acordamos con Lamb y Warters que la vía que la ciencia tiene actualmente para avanzar en la comprensión de este fenómeno es ir incorporando un nuevo marco conceptual, a partir de los avances que se hagan en el terreno de la “ciencia cuántica” [46, p. 3], y la asunción de un universo holográfico, con todo lo que ello implica y penetra en la vida integral de las personas. La memoria es una cualidad importante de la conciencia: es la interface entre la conciencia y el cuerpo físico. Ambos, memoria y conciencia, interactúan a través de mecanismos químicos y neurológicos del cerebro. Ninguna de las dos se origina en el cuerpo físico, ni están confinadas en el cuerpo, pues son no-locales, reflejando nuestra expresión de un universo multidimensional. La comunicación y contacto no-local no pueden ser explicados para las leyes físicas tradicionales y, por tanto, no se aceptan por la ciencia médica, que opera desde una perspectiva física Los fenómenos metafísicos requiere mecanismos sofisticados que aún no están descritos ni aceptados formalmente, si bien hay múltiples indicios de ello [46, p. 18].
EVIDENCIAS TIPO 4. CONTINUACIÓN DE LA CONCIENCIA A TRAVÉS DEL TIEMPO. Reencarnación.
La Reencarnación (RCN en adelante) supone una evolución de la conciencia enfocada en el cuerpo físico, mental, emocional y espiritual. La RCN y la regresión hacen referencia al mismo fenómeno: continuidad de la vida a pesar de la muerte, desde formas de expresión y experimentación distintas. En efecto, de alguna manera el recuerdo de vidas pasadas implica necesariamente una existencia previa, una reencarnación.
La memoria de vidas pasadas contempla la experiencia más allá del tiempo lineal, lo que permite ver en perspectiva espiritual (es decir, fuera de los parámetros tempo-espaciales) el propósito de la vida. Esta memoria se sustenta en la necesaria continuidad de la conciencia, o del alma desde otras denominaciones, y el potencial recuerdo de encarnaciones previas o reencarnaciones. Lamb y Warters [46, p.3] plantean que la ciencia cuántica es el escenario adecuado para investigar la conciencia fuera de parámetros temporales y lineales, en las que el pasado, presente y futuro colapsan en la realidad actual.
Si bien la mayoría de los estudios publicados en revistas científicas se refieren a la presentación de casos de RCN y ensayos teóricos, recientemente el psiquiatra del sistema de salud mental en el Reino Unido, James P. Pandarakalam [47] ha presentado un interesante trabajo sobre aspectos fisiológicos que podrían estar implicados en la reencarnación, que denomina Pre-Birth Experiences (PBE). Este investigador postula que el proceso de encarnación en el cuerpo debe ser más complejo de lo que se pueda imaginar, con un delicado intercambio de energías, haciendo una comparación con el fenómeno Near-Death Experiences. Pandarakalam explica que si la RCN ocurre es únicamente como una manifestación de la supervivencia después de la muerte física [47, p. 33]. En esta línea de reflexión, nosotros estamos de acuerdo con van Lommel quien señala que los procesos de vida y muerte no son comienzo y final, sino procesos de transición de diferentes estados de conciencia humana [14, p. 57].
Nacho Blasco [11, p.163-176] recopiló 20 autores que se han ocupado de la RCN y han publicado sus investigaciones y métodos en libros y manuales (ver Anexo 1, pp. 34-38). Destaca en esta recopilación los trabajos del conocido psiquiatra Ian Stevenson quien revisó y analizó miles de RCN en niños de todo el mundo desde 1967 [48, p. 47]. Los trabajos de Jacobson, tras su fallecimiento, encuentran continuidad actualmente en el psiquiatra Jim Tucker desde la University of Virginia, quien afirma:
“La reencarnación es una palabra que se asocia con varias cosas, pero sea cual sea el uso terminológico, los casos parecen proporcionar evidencia de que las memorias, emociones, e incluso traumas físicos, al menos bajo ciertas circunstancias, se trasladan de una vida a otra. El proceso que pueda estar implicado en esta transferencia de conciencia es completamente desconocido, y está en espera de ser esclarecido.” [49, p. 237].
Nos parece también reseñable la investigadora india Satwant Pasricha, quién estudia el fenómeno RCN en niños de su país desde 1973, en colaboración con el profesor Ian Stevenson. Pasricha analizó las diferencias entre las RCN que se dan en India y las de otros países, y presentó sus hallazgos en diferentes publicaciones. En 2008 publicó un recopilatoria de su trabajo en su obra de 2 volúmenes titulada: Can the Mind Survive Beyong Death? In pursuit of Scientific Evidence, comentado y valorado por Nand Kishore [50]. En esta obra, la autora ofrece una impresionante e importante cantidad de hechos, análisis, y métodos para el estudio de la supervivencia de la mente después de la muerte, teniendo en cuenta los aspectos paranormales y de psicopatología que rodean a estos fenómenos.
Por su parte, al igual que postulan Lamb y Warters en sus investigaciones desde su organización en el Reino Unido The Living Memory Research Trust, el profesor de la Universidad de Oregon, Amit Goswami promueve desde el movimiento “Quantum Activism” que la física cuántica es la base para entender la reencarnación. Señala Goswami que lo que se reencarna en un nuevo cuerpo es el aprendizaje realizado en vidas previas. El cuerpo físico tiene su fin, pero el carácter y el bagaje de lo aprendido permanece. Postula este autor una no-localidad de la memoria cuántica, junto con la idea de una ventana no-local que conecta encarnaciones pasadas, presentes y futuras de una mónada (entidad similar al alma o espíritu). Para Goswami, esta ventana se abre durante momentos especiales, como es en el proceso de muerte y en otros fenómenos psíquicos [51, p. 101].
Posiblemente, la determinación de evidencias de la realidad de la Reencarnación sea, junto con la experiencia de regresión, la que más retos presenta para los científicos de los fenómenos psíquicos. Ambos fenómenos sólo se sostienen con la hipótesis de que la vida no termina con la muerte física, y que ésta trasciende cada experiencia vital acumulada con un objetivo específico. La dificultad mayor para avanzar en su conocimiento la representa la epistemología del método científico, que no está suficientemente evolucionado para abordar realidades no materiales. Sin embargo, como señala Bonilla [52 p. 239] la cantidad de casos de RCN recopilados y analizados por reconocidos autores, algunos de ellos mencionados en este trabajo por nosotros, son una prueba irrefutable de la existencia del fenómeno. El desarrollo de una metodología de investigación acorde con la naturaleza de la RCN ha de seguir avanzando para proporcionar respuestas a las cuestiones que suscita; por ejemplo, por qué hay algunas personas que recuerdan sus vidas previas y otras no.
El nuevo marco de investigación debe dejar de lado el materialismo científico, que no relacione la Conciencia con el binomio materia-energía (cuerpo-mente), y que considere la conciencia como una inteligencia no local, compleja, organizada, que se manifiesta a través de la materia – energía. Estamos de acuerdo con Gibbs de la Ohio State University [53, p. 335] sobre que la convergencia de los diversos fenómenos psíquicos apoya de una forma contundente la continuidad de la Conciencia tras la vida física.
EXPERIENCIAS PERSONALES Y EVIDENCIAS DEL EQUIPO IBEC- Instituto Blasco para el Estudio de los Estados de Conciencia.
Este capítulo muestra las experiencias personales que los miembros de nuestro equipo quieren destacar como las mejores evidencias de vida después de la muerte física testimoniadas de primera mano.
VI.1. Testimonio sobre Experiencia Cercana a la Muerte.
Antonia Esteban Nicolás, Psicóloga Clínica: experimenté la conciencia de salir de mi cuerpo físico, como una experiencia extracorpórea.
El 2 de marzo de 1995, sentí que volvía a nacer. Es el día anterior al nacimiento de mi hija. Estaba embarazada de mi hija de 38 semanas. Cursaba con síntomas de una alta tensión arterial, y edemas en piernas, brazos, y resto del cuerpo. A la vez presentaba una gran retención de líquidos, hidropesía. Entré en urgencias hospitalarias con un diagnóstico de “Pre - eclampsia grave”. Los doctores me dijeron que tenía que ingresar urgentemente en el hospital. Mi cuerpo había tomado ya hacia unas semanas un camino distinto en mis 38 semanas de gestación. A todo mi cuerpo les costaba funcionar, y mi bebé estaba sufriendo lo mismo que yo.
Para mi sorpresa, ingresé con un malestar general, donde no era capaz de darme cuenta de la gravedad del problema. Esta complicación del embarazo en la mayoría de los casos, y en eso momento en España, daba lugar a que los bebés nacieran muertos, infartados, o con graves secuelas neurológicas, al igual que corría peligro mi vida. Ingresé obligada, ya que lo que yo sentí era un “leve dolor de cabeza”. Ese era mi único síntoma. Estaba en paz y tranquila. Yo me encontraba bien y era mi deseo: quería que mi hija o hijo, naciera a término, como su hermano, pero el ingreso fue inminente, sin remedio, y sin ser consciente de que mi vida corría peligro.
Todo el entorno clínico se dio prisa y empezó a correr, a ponerme monitores, controlarme la tensión arterial continuamente. Para sorpresa de todos yo tenía una tranquilidad pasmosa: estaba con una gran sonrisa y una gran paz.
Médicos, ginecólogo, enfermeras y auxiliares estaban muy alarmados. Todo parecía tan extraño. Asombrados por mi tranquilidad ellos insistían en que algo me tendría que doler. Pero yo seguía con ese leve dolor de nuca. Las caras de incredulidad eran patentes, pero yo pensaba que nada tendría que preocuparles ya que yo estaba perfectamente.
El médico me explicó brevemente que me harían una cesárea ya que mi tensión estaba en 25.0, 16.0 y que mí vida corría peligro. Entonces pregunté por mi bebé. El doctor contestó: “Eso… ya veremos” y se dio la vuelta.
En un remolino me vi en el quirófano, llena de cables, sueros, y caras compasivas. Solo recuerdo cerrar los ojos y estar en un “bienestar” muy especial. Me cuesta describir esa sensación de PAZ que inundaba mi cuerpo, mi mente y mi alma. Y recuerdo también el estado de ligereza, de sentirme libre, sin peso, a pesar de haber engordado 30 kilos durante el embarazo.
¡Fue algo tan especial! Noté que no estaba quieta, que me movía, flotaba… no sé cómo, y me trasladaba hacia un punto de luz que me atraía. Y allí, al final de esa luz cegadora, estaba un ser muy especial para mí, con una gran sonrisa. Era mi abuelo, mi querido abuelo materno, tan importante y significativo en mi vida.
Él me acogió y me abrazó. No sentía mi cuerpo. Sólo sentía esa acogida. Y sin decir nada más, me hizo caer en la cuenta de que tenía que mirar hacia el sitio de dónde venía. Y allí, a lo lejos, vi la cara de mi hijo. Estaba esperándome al otro lado de ese camino de luz, con sus ojos tan vivos y despiertos. Sólo tenía 5 años. Todo fue muy rápido. No quería volver, pero tenía que decidir. Estaba bien, plena, en paz, en mi verdadera casa, mi hogar, pero la fuerza que ejercía mi hijo me devolvía a la vida terrenal.
Mi abuelo me regaló una nueva oportunidad de volver a la vida, a mi cuerpo. A través de una sonrisa me iba devolviendo a los brazos de mi niño, y con esa imagen me desperté abrazada a él, como un sueño tan real, y lúcido.
Tenía una sensación de extrañeza por volver a estar en un cuerpo de nuevo, saliendo de un sueño profundo. Entonces sentí que una voz me llamaba por mi nombre. Era una enfermera. Habían pasado cinco horas y yo lo viví como un instante. No sabía que había ocurrido. Tenía un peso sobre mi vientre. Intenté quitármelo, pero me sentía pesada y débil. Pregunté qué había ocurrido. La enfermera me explicó que tuve una niña por cesárea, y mientras manipulaban con cables, vías, y compresas, me explicó que me había transfundido cuatro litros de sangre. Me informó que mi bebé era una niña y que estaba en la incubadora. Pesó 925 gramos, y estaba controlada.
No pude ver a mi hija hasta pasado tres días. No alcancé a comprender la gravedad de mi estado hasta pasados unos dos meses de hospitalización, cuando el médico que me atendió me confirmó que, en unos instantes y durante la intervención, estuve literalmente muerta.
Cuando pude ver a mi hija por primera vez, pude comprobar que era la misma cara de niña que mi abuelo me había mostrado, igual que la de su hermano, y me ayudó a comprender que debía volver a estar con ella, que no era mi momento y que con pesar volví.
No podía explicarme qué había pasado: era una sensación tan extraña. Tardé tiempo en comprender lo que me había ocurrido y, sobre todo, aceptar la afirmación del médico que me explicó lo ocurrido.
Más tarde, investigando, encontré que mi enfermedad en el año 1995 era una enfermedad mortal y que el 1% de mujeres y de bebés que tienen esta complicación del parto sobreviven, y que cuando viven suelen quedar secuelas graves. Tuve la gran fortuna de vivir y de que las dos estuviéramos sanas. Supe que mi hijo me trajo de nuevo a la vida. Tenía que estar con él. Fue un niño adelantado a su tiempo, inteligente, brillante, y que era el motivo para que pudiera criar a mi hija.
Ahora puedo entender que mi hijo estuvo de paso poco tiempo (falleció unos años después), y que estaba preparado para seguir haciendo otra labor “grande” como esta. Todo este análisis me lleva a vivirlo con una gran paz, y una ausencia de su cuerpo físico, pero no de su espíritu, que me acompañó bastante tiempo hasta percibir y comprender esta situación.
Tras varios años comprendí totalmente mi experiencia, EVIDENCIADA por el ginecólogo que me atendió, demostrando realmente que literalmente estuve muerta y volví a la vida.
VI.2. Testimonio sobre Mediumnidad.
Nacho Blasco. Doctor en Metafísica, investigador psíquico, director del Instituto IBEC. Tengo varias experiencias sobre los fenómenos abordados en este trabajo.
El día 24 de noviembre de 2019 fui invitado a participar en una sesión psíquica realizada por Robín y Sandra Foy, y Beate y Uwe Siegert. Ellos son posiblemente los mejores y más experimentados psíquicos/médiums físicos que existen hoy en día a nivel mundial. Lo considero el regalo más valioso que un investigador psíquico pueda tener en toda su vida, y por supuesto, para mí fue todo un honor poder asistir a una sesión psíquica de esta magnitud con estas maravillosas personas que cuentan con más de 46 años de experiencia.
En la sesión estuvimos presentes: Robín y Sandra Foy (que son ingleses), Beate y Uwe Siegert (alemanes), Juan José́ Sánchez, que es psicólogo, y yo (ambos españoles).
A las 10:30 horas a.m. entramos en una pequeña habitación de casa de los Foy. Al iniciar la sesión nos encontramos en la más absoluta oscuridad, no había ni un hueco por donde entrara ni un rayo de luz. Esta situación me resultó un poco agobiante al principio, ya que no se podía fijar la mirada en ningún lugar. Para iniciar la sesión pronunciaron una oración espiritual en voz alta, y a continuación pusieron música de fondo.
Al trascurrir unos diez minutos aproximadamente, empezamos a tener la sensación de que alguien nos tocaba por distintos lugares del cuerpo. No sabría expresar con palabras, el tacto y la forma en la que nos hacían sentir su contacto. A mí personalmente me tocaron ambas piernas, la espalda, las manos y la cara, y cada vez que interaccionaban conmigo, me transmitían unas sensaciones y unas emociones que son difícil de explicar. Solo puedo decir que obtuve muchísima felicidad, y, además, cuando me tocaron la cara, percibí́ una sensación de electricidad suave como un cosquilleo eléctrico.
También aparecieron unas pequeñas luces que se transportaban de un lado a otro, y en algunos momentos se quedaban frente a nuestra cara, llegando a tenerlas tan cerca que me acariciaban la nariz, y a continuación se movían a una velocidad inexplicable.
Apreciamos cómo un pañuelo que tenía unos puntos luminiscentes se desplazaba libremente por toda la habitación.
Otro fenómeno que presenciamos fue la aparición de unas esferas de luz girando a nuestro alrededor.
Pudimos ser testigos de la materialización de una mano, que se presentó́ frente a nosotros a unos 15 cm de distancia, y observamos cómo esta mano movía un trapo que había encima de la mesa y lo utilizaba para cubrir una pizarra fluorescente. Esta mano se materializó en varias ocasiones, y en una de ellas, cogió́ unas bolitas fluorescentes que había en la mesa y las lanzo al aire, para que todos disfrutáramos de un espectacular momento lleno de emoción, donde no podíamos dejar de sorprendernos.
Acto seguido, un ser de luz se incorporó́ en el cuerpo de Uwe, que se encontraba en estado de trance. A través de su cuerpo, este espíritu, nos habló́ en español dándonos la bienvenida, y también se expresaba en inglés y alemán. Las voces, a pesar de que provenían de Uwe, pudieron ser escuchadas por distintos lugares de la habitación. En una ocasión, este ser incorporado comenzó́ a cantar la letra de una de las canciones que sonaban de fondo.
Posteriormente escuchamos toques en la mesa, y golpeaban así́ mismo un objeto de cristal que había en el centro de la mesa.
Hubo muchos fenómenos impresionantes, y fue una sesión muy productiva, pero lo más increíble fue la cantidad de sensaciones y emociones que nos producían cada vez que nos tocaban, que no existen en este mundo palabras para poder describirlas.
Fue una de las experiencias más extraordinarias que se puede tener en la vida sobre estos fenómenos psíquicos, y tengo que reconocer que me ofreció́ la prueba irrefutable que de forma absoluta me confirma que la vida continúa tras la muerte.
En resumen, la sesión espiritista nos ofreció múltiples fenómenos: perceptivos, visuales, audibles, materialización e incorporación.
Para esta experiencia, elegí́ que me acompañara Juan José́ Sánchez, miembro del consejo de nuestra Sociedad Científica, psicólogo, racional y coherente. Nunca se había sometido a este fenómeno, era la primera vez que iba a experimentarlo.
Cuando salimos de la sesión, Juan José y yo barajamos todas las hipótesis posibles. Fue algo tan fascinante que no podía ser real. Tras un día entero valorando todo lo sucedido en esa sesión desde nuestro lado más racional, finalmente, tuvimos que aceptar por unanimidad que lo ocurrido había sido más real que la vida misma. No existe forma humana de poder recrear lo que nosotros experimentamos en esa habitación. Sí se podrían recrear efectos especiales que simularan algunos de los fenómenos que visualizamos, pero jamás en la vida puede simularse algo que nos aporte las emociones y sensaciones que experimentamos en lo más profundo de nuestro interior. Puedes simular y fingir una luz, pero no se puede simular o fingir una emoción de amor profundo.
Me gustaría poder describir lo que sentimos, pero no puedo transmitir lo que se siente al experimentarlo. Puedo asegurar que fue muy grande y maravilloso, repleto de ilusión, emoción y amo. Sobre la ilusión y emoción, seria comparable a lo que siente un niño de 7 años la noche de los Reyes Magos. Y sobre el amor, quizás los que seáis padres podáis entenderme. Diría que las sensaciones y emociones de amor que sentí́ en esa sesión son comparables al amor que se siente por un hijo. Lo más parecido que existe en la Tierra que se pueda asemejar a lo que se siente en el otro lado, es el amor incondicional de un hijo o hija, que lo amas y amarás siempre, sin esperar nada a cambio.
Una sesión de esta magnitud y con la cantidad de fenómenos que se manifestaron, es para mí la prueba absoluta e irrefutable sobre la vida después de la muerte, y es una forma clara de decirnos que siguen vivos, muy vivos.
VI.3. Testimonio sobre Transcomunicación Instrumental (TCI).
Estas experiencias pertenecen a Nacho Blasco, investigador psíquico:
He realizado sesiones de TCI a padres y madres de diferentes lugares del mundo que han perdido un hijo, con absoluto reconocimiento por parte de estos padres hacia sus hijos fallecidos, tanto en la coherencia de las respuestas como el tono y timbre de la voz.
También he realizado en las 3 sesiones del Experimento Isabela a través de la Sociedad Científica, múltiples sesiones de TCI estando presente unas 25 personas por cada encuentro, muchas de ellas científicas. Y todos por unanimidad, en todos los encuentros, fueron testigos directos de este fenómeno, los cuales pudieron comprobar que nuestros seres queridos respondían a las preguntas realizadas por los asistentes.
Alrededor de 75 testigos han comprobado la veracidad de las TCI en mi presencia, además de todos los padres y madres que se han sometido a la experiencia.
Pero, cuando falleció́ mi padre en enero de 2020, el mismo día de su fallecimiento, él se puso en contacto conmigo a través de una extraordinaria psíquica: Sara Copete, miembro de la Sociedad Científica. Sara me dio varios mensajes de parte de mi padre, así́ que decidí entablar una comunicación directa con él a través de la TCI. Él falleció́ un martes y el jueves de esa misma semana: solo hacía 2 días que había fallecido y tuvimos una conversación de 8 minutos.
Ejemplo de algunas respuestas de la conversación con mi padre dos días después de su fallecimiento:
A fecha de hoy tengo más de 500 horas de grabaciones en TCI. He realizado unas 460 sesiones a personas diferentes, incluido yo mismo, en mi propio laboratorio acondicionado para este fin. Jamás este fenómeno a defraudado a nadie. Hasta la fecha en mayor o menor grado, todos han obtenido respuestas a sus preguntas.
La abrumadora evidencia obtenida por las muchas formas de transcomunicación no deja otra alternativa racional que no sea aceptar la vida después de la muerte.
La Transcomunicación Instrumental es un fenómeno más de los muchos que existen, que nos confirma y demuestra que la supervivencia a la muerte física es real.
1. Experimentos Isabela: Son reuniones periódicas de la Sociedad Científica de Investigación Psíquica para la investigación, experimentación, análisis y estudio de varios fenómenos psíquicos que evidencian la supervivencia de la conciencia tras la muerte física.
VI.4. Testimonio sobre Experiencias Fuera del Cuerpo-Sueños Lúcidos.
María José Cardoso Gonzáles, médico de emergencias del servicio regional de salud (Castilla y León), dispone de varias y señaladas experiencias relacionadas con sueños lúcidos y experiencias fuera del cuerpo.
Desde la edad de 22 años, tengo experiencias fuera del cuerpo y sueños lúcidos espontáneos, que progresivamente he ido transformando en experiencias voluntarias y conscientes, comprobando en cada experiencia que somos seres multidimensionales en un mundo multidimensional.
Estas experiencias suponen para mí una fuente inagotable de conocimiento de la dimensión no física a la que me dirijo cada noche mientras duermo, donde aprendo y asisto a otras conciencias que tras su fallecimiento siguen apegadas a esta dimensión terrenal.
Paso a comentar una de estas experiencias, por su enorme significado personal:
Enero 2016 - Asisto un accidente de tráfico de gran impacto con tres ocupantes en su interior. Hombre de mediana edad en estado muy grave, situado en el asiento del conductor. Mujer de mediana edad inconsciente en el asiento de atrás, junto a un niño de 4 años inmovilizado en una silla de transporte. La mujer y el niño estaban fallecidos, a pesar de no tener ninguna lesión aparente, parecían dormidos. Posteriormente fui informada que los ocupantes eran padre, madre e hijo.
Febrero 2016 - A las 5.30 de la madrugada, desperté en medio de un sueño, siendo consciente de haber vivido una experiencia totalmente real, al ser guiada por un niño de unos 4 años, que reconocí al haberlo atendido junto a sus padres en el accidente ocurrido en enero de 2016.
Me llevó de la mano hasta un lugar luminoso y conocido para mí, un hospital blanco al que he ido en otras ocasiones, y me guio a un espacio dónde había muchas camas dispuestas en una sola fila. Nos dirigimos a la primera de ellas donde se encontraba una mujer, que reconocí como su madre y a la que había asistido junto a él en el accidente en el que fallecieron ambos. Parecía dormida, de la misma manera que la asistí el día que falleció.
Puse mis manos en su cabeza. No sé el tiempo que estuve en esa posición. Y cuando me di cuenta, ya no estaba el niño en el lugar, y desperté.
Se repitió esta experiencia y de forma similar una semana más tarde.
Tuve la ocasión de poder transmitir estas vivencias al padre y esposo, aún convaleciente a causa del mismo accidente, lo que supuso para él, la esperanza del reencuentro con sus seres queridos.
Estas experiencias suponen para mí, la certeza de que la Vida continua tras la muerte física, y que la Conciencia es la misma mientras vivimos, dormimos y morimos.
VI.5. Testimonio sobre Regresión a Vidas Pasadas.
Estas experiencias pertenecen también a Nacho Blasco, Profesor del Instituto Blasco:
El día 7 de febrero de 2019 me sometí́ a una sesión de regresión a vidas pasadas con el doctor José́ Luis Cabouli de Argentina, durante la formación que recibía por parte de este experto.
Es importante recalcar que el doctor Cabouli no utiliza ni hipnosis, ni relajación profunda. En su lugar, hace una amplia entrevista, te tumbas en el sofá y ahí́ empieza todo.
Así́ que empecé́ con la regresión bajo la supervisión del doctor Cabouli, quien me preguntó qué era lo que mi alma realmente deseaba sanar. Le dije la primera idea que me vino a la cabeza y así empezamos a profundizar en mis “memorias”.
Yo iba hablando y hablando. Iba diciendo muchas cosas. Al principio sin sentido alguno. Pero todo lo que me venía a mi cabeza, yo lo decía. A veces, me venían imágenes y otras veces no. Pero sin darme cuenta empecé a ver y sentir cosas y, tal y como las veía, las relataba al doctor. De repente, sentí́ que estaba volando en un avión. Al principio solo eran sensaciones con imágenes poco lúcidas, pero poco a poco, esa película que tenía en mi cabeza se iba haciendo real, hasta tal punto que me vi dentro de una cabina pilotando un avión. Podía ver a mi copiloto. Sabía quién estaba en la ametralladora y cuántos íbamos en el avión. No sé cómo de repente entendí que estaba en la Segunda Guerra Mundial, y que estábamos en una batalla. El doctor me pidió que me fijara en las insignias del avión, y sin dudar dije que éramos americanos y nuestros enemigos japoneses. No dije esto porque lo sintiera, sino porque lo veía. Los japoneses dispararon a nuestro avión y éste empezó́ a caer. Viví́ con absoluta intensidad el miedo, el pánico y los gritos de mi tripulación, cuando todos sabíamos que nos íbamos a estrellar. Vi y sentí́ perfectamente el momento en que nos estrellamos. Vi todo el proceso hasta morir y, finalmente, el instante cuando abandoné mi cuerpo. Me preguntó el doctor si veía mi cuerpo desde fuera y yo dije que sí. Me preguntó si veía el avión y dije que sí. Entonces me pidió que tomara nota de la matrícula del avión y, sin más, ahí estaba la matrícula, de modo que fui dictándola hasta dar seis dígitos y dos letras. También le proporcioné una descripción del avión.
Ahí terminó esta vivencia, que fue muy intensa. A continuación, el doctor, en esta misma sesión, me llevó a la siguiente experiencia que mi alma necesitara sanar.
Así́ que, sin más, empecé a relatarle otra historia. Esta vez me encontraba tirado en el suelo, y me habían atravesado los costados. También vi que me encontraba en un lugar parecido a una selva. Describí el entorno, cómo era el suelo, qué tipo de palmeras había. Veía además el mar y una pequeña playa. El doctor Cabouli me pidió que describiera el suelo donde estaba tumbado, y le dije que era de arena mezclada con hierbas y residuos de palmera. En ese momento empecé a decir que no sabía qué estaba haciendo allí́, ni tan siquiera sabía lo que me habían clavado. El doctor reiteró la pregunta y entonces dije que eran flechas y alguna lanza. Le dije que era de día, y me preguntó si había más gente. Dije que, efectivamente, yo sentía que había gente observándome y que de momento solo los sentía. Sabía que eran indios, pero yo no entendía que estaba haciendo allí. Agregué que yo era un soldado español.
El doctor me preguntó cómo iba vestido y, sin más, le di una descripción muy detallada de mi uniforme. Comencé́ describiendo la forma del casco que llevaba sobre mi cabeza, la prenda que llevaba en la parte superior, el tipo de tejido, el cual era de color granate, con las mangas bombachas y con bordados al final. Hice una descripción de las rayas que llevaba en las mangas bajando desde el hombro hacia las manos y que estas rayas eran de color dorado. Describí también unos pantalones cortos. Igualmente, le dije que llevaba un peto metálico, como algún tipo de coraza en el pecho. Le describí́ además una especie de medallón que llevaba colgado, como una especie de ave con una cola larga dorada, como si fuera un águila. Pero luego me corregí y le dije que no era un águila, sino un búho. Tampoco sabía con seguridad si era un medallón o si estaba grabado en la coraza.
Era todo muy confuso. Una vez que describí́ mi uniforme le dije que veía un barco a lo lejos, en el agua, que era el barco de donde habíamos venido, que bajamos a la playa desde el bote, que veníamos a explorar y que nos habían matado.
El doctor me volvió a preguntar si veía el dibujo de mi coraza y le dije que sí. Le vuelvo a decir que la tela de mi prenda es como si fuera de terciopelo granate y que llevaba unas rayas doradas a los lados de las mangas. Una vez más le dije que veníamos a explorar y que habíamos sido muertos.
A continuación, el doctor Cabouli me pidió que retrocediera en esa experiencia. Entonces le dije que estábamos en el barco. Teníamos que desembarcar en la playa y ver qué sucedía allí́. El doctor Cabouli me preguntó: «¿Quién os lo dice?» Le respondí que nos lo decía el capitán. Continúo diciéndole que este se llama Armando Santana: el capitán Santana. Este capitán nos indicó que fuéramos a la isla y entonces bajamos el bote y fuimos a la costa. Informo al doctor que éramos tres las personas en el bote, y que uno de ellos se llama Rafael, aunque no sabía quién era. Luego le digo al doctor que debo ser yo quien se llama Rafael porque me giro cuando me llaman por ese nombre. El doctor me pregunta qué pasa cuando estamos en el bote. Yo le digo que estamos bien, que hemos llegado a la costa en el bote, que bajamos y que nos vamos hacia la selva. Entramos en la selva y, nada más entrar, nos disparan un montón de flechas. Continúo indicando que me han clavado muchas flechas y caigo al suelo. En ese momento empiezo a sentir un dolor terrible y casi no puedo respirar. Las sensaciones son inexplicables. Señalo el punto donde me duele mucho, pero son varios los sitios en los que me han herido. El doctor me preguntó qué estaba sintiendo y le dije que estaba desorientado, que no sabía lo que había pasado. En ese momento dije que sabía que iba a morir. Finalmente, morí en esa experiencia y me observé perfectamente fuera del cuerpo. A continuación, el doctor me hizo ir a la Luz y aquí́ terminó esta experiencia de regresión.
Tras la experiencia decidí́ averiguar y encontrar evidencias a estas dos experiencias:
Piloto en la II Guerra Mundial: Esta experiencia se la conté a un capitán del ejército y controlador aéreo militar. Le describí́ el avión y la matrícula que vi durante la regresión. Este experto me dijo que ese tipo de avión coincidía perfectamente con uno usado por los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Vi una foto del modelo de ese avión, y fue muy impactante. Era como el avión que yo pilotaba en mi regresión. Era exactamente igual al que yo vi y, lo mejor de todo, es que la matrícula identificativa de ese tipo de avión es de seis dígitos, y seis dígitos fueron los que yo vi.
Explorador español en Colombia: La segunda experiencia vivida en esa represión supuestamente tuvo lugar durante la conquista de la Nueva España. Todos los datos recogidos en esa sesión se los entregué a una amiga historiadora, la cual sorprendentemente encontró información que encajaba con mi experiencia en el Archivos de Indias de Sevilla (España). Solo hubo un pequeño detalle que no coincidía, pero teniendo en cuenta que han pasado más de 450 años, se puede dar por no determinante. Durante mi regresión hablé del Capitán Armando de Santana, un nombre del que jamás en mi vida había oído hablar. De hecho, pregunté a infinidad de gente si le sonaba ese nombre y a nadie le decía lo más mínimo. Ni siquiera a la historiadora, cuando le pregunté si lo conocía. Y, sin embargo, ese nombre existió́. La única diferencia es que yo di el nombre de Armando cuando en realidad el nombre correcto era Hernando.
Hernando de Santana fue un conquistador español. Nació́ en la ciudad española de Zafra (Badajoz), en la primera década del siglo XVI. En 1527 se alistó en la expedición de Francisco de Montejo, y en Sanlúcar de Barrameda embarcó hacia Yucatán, Nueva España, hoy México, para la exploración y conquista de aquella península, que dominaban los Mayas. Cuando obtuvo el grado de Capitán, abandonó el territorio mexicano para ir a Santa Marta (Colombia), y allí́ se participó en la conquista del territorio caribeño. Allí tuvo grandes conflictos con los indígenas de la zona.
Esos hallazgos e investigaciones encontraron múltiples coincidencias con mi vivencia durante la regresión, especialmente en lo referido a los detalles del uniforme, descripción del medio de transporte, lugar, entorno y época, así como el rango militar y el nombre del capitán con un pequeño desajuste en el deletreo.
Me he formado en regresiones mediante diferentes técnicas y profesionales. A fecha de hoy he realizado regresiones a vidas pasadas a más de 300 personas. He obtenido pruebas que confirman sin ningún género de duda la supervivencia de la conciencia tras la muerte física. He obtenido datos en regresiones que se han podido corroborar y descubrir su autenticidad en base a registros y comprobaciones. Algunos hechos que jamás fueron noticia. He observado múltiples casos de xenoglosia en el cual mis pacientes me han hablado en idiomas que eran desconocidos para ellos y coincidían con la experiencia relatada, así como con la época.
Las regresiones es la prueba absoluta de que nuestra conciencia sigue viva al abandonar el cuerpo físico, así como que lo reemplaza por uno nuevo para una nueva experiencia de vida.
2. El Archivo General de Indias de Sevilla se creó en 1785 por deseo del rey Carlos III, con el objetivo de centralizar en un único lugar la documentación referente a la administración de los territorios ultramarinos españoles hasta entonces dispersa en diversos archivos
VII. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Este Essay ha recorrido los distintos fenómenos que, a modo de caras de un prisma, señalan una dimensión, una realidad no material a la cual accedemos tras nuestro paso por la vida humana. Para nuestro grupo de investigación estos fenómenos presentan actualmente las mejores evidencias de que hay vida después de la vida física.
La luz contenida en la enseñanza de Albert Einstein aporta claridad a este trabajo, donde se comprueba, una vez más, que la energía y la materia son la misma sustancia, diferenciada únicamente por su velocidad de vibración. Para nosotros esto equivale a decir que materia y energía viven en una “danza” continua de transformación, donde la energía se incorpora a la materia, y la materia vuelve a liberarse en forma de energía. Esta interfaz multifacética crea el amplio espectro del mundo que conocemos, y también del mundo que no conocemos porque nuestros sentidos y mentalidad no están preparados para ello, lo que no significa que no exista.
Resulta bastante complicado mantener el equilibrio teniendo un pie en el mundo de lo racional y otro en el mundo de lo intangible. Sin embargo, hay personas que son capaces de encontrar una fórmula que les permite hacerlo. Creemos que ese es el caso de los autores de este trabajo que, siendo conscientes de que la verdadera naturaleza del ser humano se asemeja a la inmensidad del océano, han soltado amarras para adentrarse en aguas desconocidas, poder recorrer nuevos territorios y abrirse a una inmensidad sin límites.
Este trabajo está avalado por la experiencia, el estudio y el permanente contraste de lo intuido con la realidad. Una realidad que se vislumbra a través de todas las evidencias disponibles, y que nuestro equipo de investigación ha podido comprobar a lo largo de todo su dilatado trabajo. Una realidad que supone para nosotros confirmar la supervivencia de la Conciencia tras la muerte del cuerpo físico.
Hemos analizado lo que diversos autores han estudiado sobre muchos fenómenos psíquicos con metodología científica, hasta lo que ésta ha podido llegar. Igualmente hemos explorado estos fenómenos con metodología cualitativa, experiencial, participativa, siendo nosotros mismos testigos en primera persona de varios de estos fenómenos, inexplicables mediante la ciencia tradicional materialista.
El escenario al que vamos tras la desconexión del cuerpo físico no pertenece al mundo material-físico. Es por ello que los intentos de encontrar evidencias sobre esa dimensión no material mediante metodología basada únicamente en las leyes de la física positivista, clásica, no puede ir más allá de encontrar ciertos correlatos neurológicos en el cerebro de las personas que experimentan una aproximación a esa realidad no física de nuestra existencia, mediante los fenómenos que aquí hemos presentado.
El proceso evolutivo de la humanidad ha progresado lo suficiente como para dejar atrás el modelo de pensamiento monista en el que la Conciencia emerge de la materia, para pasar a un modelo holístico en el que la Conciencia subyace a la mente, dando origen a la mente la cual genera, y donde la Conciencia no es ningún producto final, porque la Conciencia ya existía antes. Comenzamos a estudiar el mundo en su conexión con todo, en lugar de en partes separadas, como nos demuestra la física y la biología reciente, comprobando que es imposible separar el experimentador de su experimento, del mismo modo que es imposible separar el individuo de su conjunto.
La Ciencia tradicional sólo ha investigado en el aspecto físico sin tener en cuenta que éste es sólo el último eslabón de una cadena que tiene en el otro extremo un nivel vibratorio y energético muchísimo más elevado, y al que cuesta encontrarle un nombre.
Los avances tecnológicos se suceden tan deprisa que casi no nos ha dado tiempo a asimilarlos. La idea de que el ser humano es algo más que un cuerpo físico, se está abriendo paso entre los círculos científicos más progresistas, donde se ve que nuestro cuerpo físico forma parte de una entidad mayor dentro de un equilibrio dinámico.
Este camino prometedor hacia la nueva ciencia nos va mostrando nuevas respuestas a esas viejas preguntas sobre nosotros mismos, mostrando de igual manera, nuevas respuestas sobre los fenómenos psíquicos que nuestro equipo está investigando, y donde es fundamental introducir nuevas herramientas de exploración interna y subjetiva para acercar las dos “orillas” que separan el mundo físico y el mundo sutil, no material. De esa manera poder lograr que nuestro cuerpo físico sea uno con las experiencias ampliadas, más holísticas y espontáneas de nuestro ser, teniendo en cuenta todo lo que el ser humano es, obteniendo de ese modo una experiencia más amplia, un conocimiento mayor e ilimitado, una Conciencia expandida con capacidad de desarrollo cada vez mayor y de forma progresiva.
Lo único posible pues para este “acercamiento” y comprensión de la otra “orilla” es aquel recurso que comparte la naturaleza de esa dimensión no-física de la que venimos y a la que vamos, tras el tránsito terrenal y que se manifiesta en nuestra experiencia de vida física. Y ese recurso es, sin lugar a duda, la Conciencia.
Todos tenemos esta Conciencia, pero se puede experimentar y operar con ella según la posición que se quiera adoptar. Como dijo Nisargadatta en una entrevista publicada en 1973 [54]:
“Compare usted la conciencia y su contenido con una nube. Usted está dentro de la nube, mientras que yo la miro. Está usted perdido en ella, casi incapaz de ver la punta de sus dedos, mientras que yo veo la nube y otras muchas nubes y también el cielo azul, el sol, la luna y las estrellas. La realidad es la misma y una para nosotros dos, pero para usted es una prisión y para mí un hogar”.
Así pues, para adentrarse y avanzar en el conocimiento de nuestra verdadera esencia, más allá de la materia de nuestro cuerpo físico, es importante utilizar la Conciencia para verse a sí misma. Martínez-Lozano [55] lo expresa con estas palabras:
“…no soy la mente que habla, sino la Presencia consciente que la escucha hablar. Lo que pude comprender es que nuestra identidad es transpersonal. Nos reducimos a la persona (o “yo”) cuando ponemos nuestra identidad en los pensamientos. Pero basta salir de ese reduccionismo para que se desvele lo que realmente somos” [55, p. 17].
La filosofía, la religión y, más recientemente la ciencia se han dedicado tradicionalmente a los fenómenos que hemos presentado en este Essay. Todos ellos indicadores de que nuestra existencia material no es nuestra verdadera esencia. Y todos estos campos de conocimiento han utilizado sus propios paradigmas reduccionistas, surgidos y deudores de la época en que fueron elaborados, a modo de “mapa” para orientarse en asuntos que le son inalcanzables.
Los postulados sobre la verdadera existencia, basados únicamente en el materialismo y el cientifismo, son peligrosamente reductores ¿En nombre de qué se puede sostener que no existe sino lo que puede ser comprobado “científicamente”? ¿Quién decide los límites de lo real? ¿Qué fundamento tiene la afirmación de que la razón es el modo supremo de conocimiento? ¿Dónde se apoya la arrogancia de que fuera de la ciencia no hay verdad?
No es que rechacemos la Ciencia, sino únicamente sus pretensiones absolutistas, especialmente en todo aquello que no tiene, al menos de momento, recursos para abordarlo. La ciencia es una herramienta extraordinaria para operar en el mundo de los objetos y de lo material. Grandes pensadores como Nietzsche, Marx o Freud aportaron a nuestra cultura occidental que las cosas no son lo que parecen ser, y que haremos bien en someter a crítica todo tipo de creencia absoluta. Y eso mismo vale también para la ciencia. Para nosotros la ciencia presta un mejor servicio si la consideramos como en evolución constante, acumulando conocimiento, descubriendo otras verdades. Y que cuando no pueda demostrar empíricamente algunos fenómenos, los recoja y valore como evidencias no descartables a las que debe encontrar otros paradigmas que los expliquen.
La trampa del cientifismo es que ha olvidado que existe otro modo de conocer superior a la razón. El paradigma racional: mental, dual, cartesiano, funciona muy bien en el mundo de lo material, pero es incapaz de ir más allá. Como señala Martínez-Lozano [56] en su blog personal, cuando la “ciencia reduce la vida a observaciones racionales, empobrece y no capta su verdadera esencia”.
Pero los paradigmas son moldes que se originan en un momento del desarrollo del pensamiento humano, son un “mapa” para tratar de acotar el “territorio” que escapa a la mente. Cuando el paradigma no da explicaciones de realidades contundentes como son los fenómenos analizados en este Essay, y su expresión de una continuidad de la vida, la búsqueda y adopción de otro paradigma más ajustado, que dé razón de la realidad que se conoce, es una necesidad. Una necesidad de apertura a nuevas formas, nuevos referentes que permitan integrar la complejidad de la existencia, como las caras de un prisma, ya que desde la experiencia humana aún no podemos contemplarla en su totalidad.
Existe pues otro modo, otra forma de acceder a la realidad del ser y su magnitud, que nos pone directamente en contacto con esa realidad, y que se escapa a la razón y a la ciencia clásica. Resulta profundamente revelador e incluso esperanzador el hecho de que, dentro de la misma ciencia, como hemos visto en muchos de los científicos analizados en este Essay, se ha producido un cuestionamiento radical de los postulados materialistas, y se han empezado a incluir hipótesis y conceptualizaciones procedentes de nuevos paradigmas, como el cuántico.
A pesar de que las implicaciones de estos nuevos resultados no se han plasmado todavía en el imaginario cultural colectivo, la física cuántica ha revolucionado los presupuestos sobre los que se asienta la ciencia clásica y, en definitiva, todo el conocimiento de nuestro mundo físico. En sus escasos años de vida, el nuevo enfoque ha supuesto un cambio radical, de consecuencias enriquecedoras y prometedoras.
Efectivamente, como ya decían algunos filósofos como los que hemos nombrado más arriba, los descubrimientos de la ciencia cuántica señalan que las cosas no son lo que parecían.
En el trabajo de Blasco [11, p. 135-161] se analizan 21 científicos que en las últimas décadas han hecho aportaciones valiosas para este cambio de paradigma progresivo en distintos campos. Algunas de estas aportaciones han dado pie a importantes avances en el estudio de los fenómenos psíquicos que hemos tratado en este Essay. Mencionamos algunos de estos científicos: Albert Einstein que con sus investigaciones sobre energía, espacio y tiempo permitieron nuevas formulaciones y concepción de la materia; Wolfgang Pauli quien desarrolló la Teoría de la Sincronicidad resultando el respaldo científico para la percepción extrasensorial; Brian D. Josephson, jefe del proyecto sobre Teoría de la Materia Condensada y pionero en estudiar los vínculos entre la física cuántica y los fenómenos psíquicos, en especial la telepatía y la percepción extrasensorial; Fred A. Worlf investigador en física cuántica y la relación entre física y conciencia; Claude Swanson investigador de la Teoría del Todo y de la conciencia humana desde paradigmas de la física cuántica; Karl H. Pribram quien desarrolló la Teoría Holográfica del cerebro basándose en las reglas de la mecánica cuántica; también David Bohm contribuyó a la creación de un modelo del cerebro holográfico basándose en los principio de la física cuántica y las características de patrones de onda, permitiendo considerar la no localización de la memoria; Robert Lanza que formula la Teoría del Biocentrismo en la que se considera que la vida y la conciencia son fundamentales para comprender el universo físico; Michio Kaku cocreador de la Teoría de Cuerdas que permite considerar universos paralelos, distorsiones de tiempo y dimensiones de realidad; Thomas W. Campbell quien en su famoso libro de 2003 My Big Toe unifica la mecánica cuántica, la relatividad, la metafísica y la conciencia para explicar la realidad humana; y Hameroff Stuart junto con Roger Penrose que trabajan en una teoría cuántica de la conciencia: el alma está contenida en estructuras de microtúbulos en las células cerebrales. Estos microtúbulos son canales para la transferencia de información cuántica responsables de la conciencia. Para ellos, la información no desaparece, por lo que tampoco lo hace la conciencia-alma.
Las aportaciones de estos y otros muchos científicos que se han adentrado en un nuevo paradigma suponen una oportunidad para avanzar en la comprensión de nuestra realidad no material e inmortal, y que se incorpore este conocimiento en la comunidad científica global.
Para aquellos que, como nosotros, queremos adoptar una amplitud de miras y acoger los nuevos enfoques, que trastocan los presupuestos clásicos de lo que es la vida, podemos recurrir a un símil que refleja de forma aparentemente simple la visión trascendental de la vida humana. Imaginemos un iceberg. Una inmensa mole luminosa, aparentemente sola y separada de todo. Pero todo, también ella, es Agua. Su parte visible, su infinita parte sumergida envuelta de mar, el océano entero. Incluso cuando se evapora también es Agua que no vemos, y se eleva y condensa en forma de nube. Todo es Agua que se manifiesta en formas diferentes. Esta imagen puede representar lo que verdaderamente somos. Como el iceberg, así nosotros tenemos una pequeña parte consciente, y otra extensa zona sumergida e inconsciente, que poco a poco se puede ir descubriendo con esfuerzo y método. Nos creemos separados, aislados unos de otros, confrontados, siendo frecuentemente causa de conflicto y sufrimiento. Pero la realidad es que estamos envueltos, entretejidos, hechos de “Agua”. Por eso, cuando trascendemos el pensamiento se nos muestra la no-dualidad de nuestra existencia, de nuestra verdadera Esencia.
Nuestra auténtica Esencia es compleja e inalcanzable para la mente racional, porque no se rige por las leyes racionales. Desde nuestra realidad humana y mental, se nos muestra como un poliedro con múltiples caras: los fenómenos que hemos presentado en este trabajo. Pero es una ilusión. Todos los fenómenos psíquicos hacen referencia a una misma realidad. Gaona-Cartolano explica esta segmentación de la realidad recurriendo a una explicación que propuso el físico Paul Davies en 1990:
“…si un grupo de científicos tuviera que analizar un cartel luminoso de neón (de esos que suelen tener los clubs), seguramente lo dividiría en partes: transformador, cables, gas neón, soporte metálico, etc. Sin embargo, este análisis reduccionista y materialista del objeto estudiado olvidaría el significado del propio anuncio, la información que transmite, algo que no es material. El sentido del anuncio de neón no es que cada parte ejecute su cometido, sino que de un significado” [7, p. 74].
Desde nuestra vida humana, el “puzzle” de evidencias de una realidad más allá de la vida física es inevitable ya que depende de los recursos y/o experiencias que utilizamos para aproximarnos a esa realidad inmensa. Las evidencias señalan que:
1) Algunas personas que “casi” se mueren, experimentan cómo se entra o accede a una dimensión de “continuidad” de su existencia, aunque no la lleguen a culminar. Además, aquellas personas que están en el tránsito de muerte relatan a los que les rodean lo que les acontece en el comienzo de esa nueva fase de su existencia, señalando una continuidad en otra dimensión de la realidad.
2) Algunas personas recuerdan sus vidas pasadas de forman natural (sobre todo niños), o mediante hipnosis o protocolos de regresión o de expansión de conciencia; es decir, cuando se desprenden del cuerpo físico quedan con su “esencia” de existencia eterna. Otras incluso, tienen señales claras de ser la reencarnación de otras personas conocidas y fallecidas, generalmente de forma dramática. Sin embargo, para nuestra Conciencia inmortal el tiempo no existe, siendo únicamente un concepto asociado a la experiencia del cuerpo físico, que es quien experimenta estos fenómenos de “otras” vidas. En realidad, no se trata de vidas pasadas, ni vidas sucesivas, ni de vidas futuras, sino de una sola vida, una sola Conciencia, un alma que experimenta el plano atemporal y por momentos lo hace en el cuerpo físico.
3) Otras personas tienen desarrolladas y entrenadas capacidades de conexión y comunicación con planos de existencia atemporal y con energías no materiales, espirituales.
4) Por último, a través de la actual tecnología auditiva y visual conectada energéticamente de forma adecuada, es posible la comunicación con energías espirituales que han estado en la tierra, personas que han vivido, y son detectadas y convocadas para que se manifiesten, produciéndose grabaciones y evidencias ante testigos externos a estos fenómenos.
Nuestras investigaciones son variadas, y hemos tenido en cuenta las investigaciones ya conocidas. Además, hemos incorporado la metodología participativa dónde se requiere que el investigador sea a la vez tanto el científico como el objeto de estudio, obteniendo unos resultados realmente enriquecedores y prometedores para la ciencia.
Numerosas investigaciones y experiencias de este equipo de investigación han podido apreciar cómo en el momento del fallecimiento se produce el desprendimiento o la desconexión del cuerpo físico del resto de cuerpos sutiles. ¿No podría ser posible que cuando se completa el proceso de desprendimiento o desconexión del cuerpo energético, que ha servido como plantilla al cuerpo físico, sea cuando ocurre la muerte clínica?
Quizá es el momento de aceptar que todo organismo en vías de formación está destinado a seguir una plantilla de crecimiento preestablecida, la cual es generada por el campo electromagnético individual de tal organismo. Igual es momento de aceptar este hecho, en lugar de hacerlo sobre el entramado celular actual. Quizá es el momento de ver que todo lo que existe en el mundo material tiene una plantilla energética, incluido nuestro cuerpo. Plantilla humana que se crea antes del nacimiento, y conserva un diseño original perfecto, junto a instrucciones e información sobre nuestra vida. Accedemos a esta plantilla a través de la Conciencia. Es la que da vida al cuerpo físico. Accedemos a esa información a través de expandir la Conciencia.
Puede ser que el campo energético humano suministre una estructura matricial de energía sobre la que se desarrollan las células, lo que demostraría que el campo de energía existe antes que el cuerpo físico, y ese hecho confirmaría que la Conciencia sobrevive al cuerpo físico.
¿No podría ser que este entramado energético sea el que facilite la salida de los cuerpos sutiles del cuerpo físico, haciendo que la Conciencia se deslice por cada uno de ellos, obteniendo como resultado toda esta riqueza de experiencias y fenómenos, con la finalidad de expandir nuestra conciencia y acceder así a un mayor conocimiento y comprensión?
El puzzle de fenómenos que evidencian la continuidad de la existencia resulta llamativo. Junto con el nuevo paradigma de la física que permite los conceptos de no-localidad y atemporalidad, las evidencias de la supervivencia de la Conciencia tras la muerte presentan para nosotros estas Ideas Fuerza:
1. Los fenómenos que señalan la continuidad de la existencia de la Conciencia se presentan en distintas épocas, condiciones personales, sociales y culturales.
2. Los fenómenos psíquicos son variados y todos ellos señalan un escenario en donde la materia y el tiempo no existen.
3. La experiencia personal de estos fenómenos suele generar efectos positivos a nivel individual y, en ocasiones, también en los familiares: cambios en su vida, ausencia de miedo a la muerte, mejoras en las relaciones, etc.
4. Diversos científicos, de distintos campos y en distintas épocas se han ocupado de estos temas, algunos inicialmente con actitud escéptica.
5. Desde la misma ciencia se ha detectado insuficiencia de los paradigmas científicos clásicos para explicar los fenómenos que señalan una continuidad de la vida, y muchos científicos han investigado y propuesto nuevos paradigmas y métodos para entender esta realidad que aflora a través de los fenómenos paranormales o psíquicos.
Debemos seguir atentos a la exploración de la continuidad de la vida tras la muerte, con todos los recursos posibles, pero siempre con método y rigor. Queremos destacar la oportunidad que representa la Metafísica, la cual supone actualmente un enfoque importante para aportar, acompañar y apoyar los avances que se van haciendo otros campos del conocimiento sobre la realidad humana.
Tras nuestro estudio, no podemos decantarnos sobre cuál de todos los fenómenos expuestos en este Essay es el que mayor evidencia aporta sobre la continuidad de la Conciencia tras la muerte física, ya que entendemos que todos y cada uno de esos fenómenos lo evidencian. Cada uno desde una perspectiva propia. Para nuestro equipo lo importante es contemplarlos en su conjunto como “ventanas” que están en distinto ángulo pero que miran el mismo “escenario”.
La mejor forma de alcanzar evidencia sobre la supervivencia de la vida, de nuestra Conciencia después de la muerte física permanente, es estar abiertos a todos los avances que desde la ciencia y sus nuevos paradigmas se van alcanzando, conocerlos, analizarlos y, junto a ello, experimentar por uno mismo lo que es la Esencia de nuestro ser fuera del cuerpo físico, acompañado de personas conocedoras y experimentadas en la expansión de Conciencia. Conocer, entrenar y expandir estas capacidades para confirmar la existencia de la energía que sobrepasa el cuerpo físico, quedándose transformada en la Esencia del ser superior, en lo que se denomina y se conoce como Alma, demostrando con esto que la muerte no existe, solo se aplica al cuerpo físico, y que la experiencia de la vida continua.
Así pues, actualmente una importante fuente de evidencia de esta continuidad de nuestra vida es a través de nuestra propia experiencia. Pertenece al mundo interior y, por tanto, es personal. Es una evidencia individual, que trastoca la propia vida en el momento que se experimenta, y que se puede compartir y contrastar con otras experiencias similares. De la misma manera que se pueden compartir las emociones y las ideas, aunque sean experimentadas por otro, así ocurre con la experiencia de la Conciencia eterna y no sometida a las leyes físicas. Tenemos un lugar común de comprensión y empatía cuando tenemos la experiencia individual. Aunque la evidencia se alcanza a nivel íntimo, ese lugar común para todos, como espacio de prueba o de primera aproximación, a modo de “ventana” son los sueños. No son imaginaciones, ni fantasías. No son fenómenos parapsíquicos. Forman parte de nuestra vida cotidiana y saludable. Pero los sueños son vida no-material con nuestro cuerpo sutil. Es nuestra vida, sin el cuerpo físico Los sueños tienen muchos de los ingredientes de nuestra verdadera Esencia, aquella que trasciende la vida física, o tal vez son una expresión de esa misma Esencia que se nos presenta cada día, sin percatarnos.
Esta es la manera que nuestro equipo describe y experimenta los fenómenos estudiados en este trabajo, sin olvidar que, debido a la interrelación existente, un evento del pasado puede encontrarse ampliamente entrelazado en el tejido de la estructura de nuestro mundo presente. Sabemos que nuestras acciones afectan no solo a quienes nos rodean, sino también a quienes están lejos porque esos efectos no están confinados espacial o temporalmente, no dependen del espacio ni del tiempo.
Tenemos que ser capaces de aplicar estas experiencias a la vida cotidiana de forma práctica, y con ello admitir que la Conciencia sobrevive a la muerte física, experimentar que la cortina que separa una realidad física de otra realidad no tan física es una cortina ilusoria que separa nuestro ser físico de nuestro ser espiritual. Ser que no muere en la muerte física, sólo se desconecta, sólo existe una separación de quien creemos ser, y si apartamos esa cortina, ese velo, la vida y la muerte es lo mismo. Todo es vida, todo es un continuo.
Esto no es una teoría, sino un hecho evolutivo de nuestra existencia. Para nuestro equipo de investigación, ha llegado el momento de avanzar más allá de los límites físicos que nos rodean. Este paso es la transición y la evolución lógica que experimentaremos en un futuro cercano.
Se debe profundizar en las causas de la razón de la existencia para hacerlas presentes en su continuidad, única manera de que la muerte y la vida sean percibidas como una sola cosa con diferentes formas de manifestación, confirmando así la continuidad y la supervivencia de la Conciencia como entidad más allá de la vida física, y, en definitiva, como parte de un “océano” inmenso del que sólo ahora se empieza a ser consciente, y en el que la muerte física se consideraría una expansión de la conciencia, una experiencia evolutiva y existencial.
Este es nuestro reto, así como el reto de la ciencia debe ser encontrar el camino que le lleve al descubrimiento de la causa y no sólo de los efectos, y para eso, debe soltar el ancla a la que se mantiene unido al mundo material y adentrarse en la inmensidad del “océano” de la Vida.
Hay dos maneras de difundir la Luz.
Ser la lámpara que la emite,
o el espejo que la refleja.
Lin Yutang
Escritor, 1895 - 1976